Las infancias rotas son una realidad urgente. Niñas, niños y adolescentes también sufren depresión, ansiedad y dolor emocional, especialmente cuando enfrentan eventos traumáticos como abuso, castigos violentos o abandono. Estas experiencias impactan directamente su desarrollo neurológico, emocional y social.
El psicólogo Fernando Nieto Reynaldos señala que “la mejor forma de prevenir es garantizar una vida libre de violencia y centrada en los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes”. Según sus estudios, el 80% de las personas pueden salir resilientemente de una infancia difícil, pero el otro 20% requiere atención especializada.
🧠 Efectos del trauma infantil en la salud mental
Los traumas infantiles pueden afectar el cerebro en desarrollo. Estos daños neurológicos provocan retrasos en habilidades como el lenguaje, la socialización o el control emocional. Algunos signos de alerta son:
- Dificultad para concentrarse en la escuela
- Regresión de habilidades (como dejar de vestirse solo o volver a mojar la cama)
- Hipersexualización o conductas agresivas
- Desinterés por actividades que antes disfrutaban
En muchos casos, niñas y niños buscan aliviar el sufrimiento mediante conductas de riesgo, como autolesiones, consumo de sustancias o aislamiento.
👁️🗨️ Adultocentrismo y silencios peligrosos
Uno de los grandes obstáculos es el adultocentrismo, que ignora la voz de la niñez. Pensar que “no tienen de qué preocuparse” solo agrava su dolor. En lugar de acompañar, muchos adultos minimizan o estigmatizan los síntomas.
“Si no se acompaña adecuadamente, hay más riesgo de exclusión y violencia”, advierte el especialista. Esto puede llevar a niñas y niños a buscar soluciones extremas para escapar del sufrimiento emocional.
¿Qué hacer ante señales de depresión infantil?
El enfoque debe ser comunitario. No basta con señalar a las madres, padres o cuidadores. Se necesita una cultura de buenos tratos y el respeto a la participación de la infancia en decisiones sobre su bienestar.
Síntomas clave de depresión infantil:
- Estado de ánimo irritable o triste constante
- Cambios abruptos en peso o apetito
- Insomnio o sueño excesivo
- Fatiga crónica
- Pensamientos de inutilidad o ideación suicida
Detectar a tiempo y actuar con empatía es vital para prevenir consecuencias graves como el suicidio, una de las principales causas de muerte entre adolescentes de 10 a 17 años.