Pedro fue reconocido como el líder de los Apóstoles y considerado el primer Papa. Juan se destacó como el discípulo amado por Jesús. Mateo, antes recaudador de impuestos, y Tomás, conocido por su incredulidad, también dejaron su huella.

Entre los doce Apóstoles, cada uno tuvo un papel único, con carismas y rasgos que aún hoy siguen siendo recordados. Sin embargo, uno de ellos quedó marcado por el episodio más oscuro y dramático del Evangelio: Judas Iscariote, el Apóstol que traicionó a Jesús.

El más famoso traidor de la historia

El apellido Iscariote

El sobrenombre “Iscariote” que acompaña al nombre de Judas sirve para diferenciarlo de Judas Tadeo, otro de los doce Apóstoles. Según estudios filológicos, la mayoría de los expertos coinciden en que “Iscariote” podría significar “hombre de Queriot”, lo que proporcionaría pistas sobre el origen de Judas. Queriot —o Keriot— era una localidad ubicada al sur de Judea.

Si esta hipótesis resulta correcta, Judas habría sido el único Apóstol que no provenía de Galilea, una región conocida en ese tiempo por su sencillez y menor desarrollo en comparación con Judea.

Sin embargo, existe otra teoría sobre el significado del término. Algunos investigadores creen que “Iscariote” deriva del griego “sikarios”, que significa asesino. En tiempos de Jesús, este término se usaba para describir a quienes luchaban contra la ocupación romana mediante acciones guerrilleras.

El rol de judas dentro de los apóstoles

Dentro del grupo de los Apóstoles, Judas Iscariote desempeñaba el rol de tesorero, es decir, era el encargado de administrar el dinero común. El Evangelio de Juan destaca que Judas abusaba de esta responsabilidad, tomando dinero del fondo compartido para su beneficio personal.

Su apego al dinero queda especialmente evidenciado en un episodio clave: cuando una mujer unge a Jesús con un preciado aceite de nardo. Judas reacciona indignado, alegando que ese perfume podría haberse vendido para ayudar a los pobres. No obstante, el evangelista aclara que a Judas no le preocupaban los necesitados, sino que buscaba acceder al dinero que hubiera resultado de esa venta (Juan 12:4-8).

Las 30 monedas que parecen cumplir una profecía

Las 30 monedas que parecen cumplir una profecía

Los Evangelios relatan cómo Judas Iscariote pactó con los sumos sacerdotes la entrega de Jesús a cambio de 30 monedas de plata.

Este hecho no solo marcó un punto crucial en la historia cristiana, sino que también parece cumplir una profecía del Antiguo Testamento. En el libro de Zacarías 11, 12-13, se menciona un pago simbólico de treinta piezas de plata y su uso posterior para adquirir un campo, un detalle que conecta directamente con el destino final de ese dinero en la narrativa bíblica.

 La última cena

La traición de Judas ocurrió durante la noche de la Última Cena, uno de los momentos más significativos en los Evangelios. En ese instante, Jesús anuncia que será traicionado por uno de los presentes, lo que provoca confusión y angustia entre los Apóstoles.

Jesús se dirige directamente a Judas y le dice: "Lo que vas a hacer, hazlo cuanto antes". Tras escuchar esas palabras, Judas abandona el lugar, mientras los demás discípulos no comprenden el verdadero sentido de la frase. Algunos suponen que se trata de una tarea relacionada con su papel de tesorero del grupo.

En numerosas representaciones artísticas de la Última Cena, Judas Iscariote suele identificarse fácilmente: a menudo aparece con una bolsa de monedas en la mano, sin aureola, o ubicado en uno de los extremos de la mesa, simbolizando su distanciamiento interior del resto de los Apóstoles.

El beso de Judas

El momento más simbólico de la traición de Judas ocurre en el huerto de Getsemaní, cuando utiliza un beso para señalar a Jesús ante los sumos sacerdotes. Este gesto, que en otras circunstancias expresa afecto y cercanía, se transforma en un acto cargado de contradicción, ya que el beso se convierte en un instrumento de traición.

Este episodio, profundamente impactante dentro de los relatos del Evangelio, trascendió el ámbito religioso y se integró a la cultura popular. Aún hoy, la expresión “ser un Judas” se usa para describir a una persona traidora o desleal, reflejando las dos características más emblemáticas del personaje bíblico: la traición y la codicia.

¿Por qué Judas traicionó a Jesús?

1. Avaricia y apego al dinero

Según el Evangelio de Mateo (26, 14-16) y el de Juan (12, 4-6), Judas entregó a Jesús por 30 monedas de plata, lo cual sugiere un móvil económico. Además, tal y como arriba indicamos, Juan señala que Judas, como tesorero del grupo, robaba del fondo común, lo que refuerza la idea de su codicia como motor de la traición.

2. Cumplimiento de las profecías

Desde una perspectiva teológica, la traición de Judas cumple las profecías del Antiguo Testamento, como la de Zacarías 11, 12-13, donde se menciona el pago de 30 piezas de plata y su uso para comprar un campo. Algunos estudiosos ven en esto un acto inevitable dentro del plan divino de redención.

3. Desilusión política o ideológica

Otra interpretación sugiere que Judas pudo haber estado decepcionado porque esperaba un Mesías político o militar, capaz de liberar al pueblo judío del dominio romano. Al ver que Jesús predicaba un mensaje de amor, humildad y no violencia, Judas habría querido forzar una confrontación o simplemente perdió la fe en él.

4. Influencia del diablo

El Evangelio de Lucas (22, 3) y el de Juan (13, 27) mencionan que Satanás entró en Judas, indicando que su traición también tuvo una dimensión espiritual o demoníaca, más allá de lo racional.

5. Libre albedrío y drama humano

Desde un enfoque más filosófico, algunos teólogos y escritores han interpretado a Judas como una figura trágica y compleja, atrapada entre su libre albedrío y un destino mayor. Esta visión plantea que no fue un villano simple, sino alguien que tomó una decisión terrible que, paradójicamente, hizo posible la redención.

¿Judas tuvo un verdadero arrepentimiento?

El Evangelio de Mateo (27, 3-5) relata que Judas Iscariote, al verse consumido por la culpa tras entregar a Jesús, devolvió las treinta monedas de plata y se ahorcó. Esta escena subraya el profundo remordimiento del apóstol.

En cambio, el libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 17-20) presenta una versión diferente: Judas, con el dinero recibido, compró un campo donde posteriormente cayó de cabeza y murió al estrellarse con el suelo.

17 »No hay que olvidar que Judas era uno de los nuestros, y que trabajaba con nosotros. 18 Cuando traicionó a Jesús, con el dinero que le dieron fue y compró un terreno. Pero luego se cayó de cabeza y se estrelló contra el suelo. 19 Todos en Jerusalén lo supieron y, desde entonces, ese lugar se conoce como “Campo de sangre”. 

Estas dos narraciones han generado debate durante siglos. Algunos teólogos consideran que son relatos contradictorios, mientras que otros sugieren que podrían ser interpretaciones complementarias de un mismo desenlace trágico.

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