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La esquina de la calle 54 con 87 del Centro de Mérida, conocida popularmente como La Socorrito, volvió a convertirse en un punto de encuentro entre memoria, música y comunidad. A 68 años del accidente aéreo que le costó la vida a Pedro Infante, decenas de personas se congregaron este martes en su honor, reafirmando el lugar del ídolo en el corazón de los meridanos.

Ofrenda floral y misa en su memoria

La conmemoración inició con una misa oficiada por el padre Raymundo Pérez Bojórquez, quien recordó no solo a Infante, sino también a las demás víctimas del accidente: el capitán Víctor Manuel Vidal, el mecánico Marciano Bautista, la joven Ruth Rosell y el niño Baltazar Martín Cruz, quienes también perdieron la vida aquel 15 de abril de 1957.

Entre flores, música de época y la presencia de vecinos y autoridades, la alcaldesa de Mérida, Cecilia Patrón Laviada, encabezó la ofrenda al pie del busto de Pedro Infante, ubicado a un costado del parque que lleva su nombre.

Voces que mantienen viva la tradición

Doña Lupita Pech, residente de La Socorrito desde hace más de seis décadas, compartió que sus padres solían contarle cómo veían a Pedro andar en motocicleta por la ciudad.

Decían que era muy sencillo, que saludaba a todos y hasta compraba pan en la tienda de la esquina. Una vez lo vieron ayudando a empujar un coche descompuesto. Imagínese, el ídolo de México, empujando un coche como cualquiera”, relató.

También estuvo don Juan Pomar, quien por los últimos 50 años ha dedicado su vida a interpretar las canciones de Pedro Infante en todo tipo de escenarios, desde serenatas y eventos vecinales hasta las Noches Mexicanas de Paseo de Montejo.

Pedro Infante es el pretexto para reunirnos, para convivir, para hacer comunidad. Él ya no está, pero a través de estas actividades, logramos la cohesión que necesita México”, sentenció Canto entre aplausos.