La capital del Estado ha experimentado un aumento poblacional sin precedentes en la última década. Aunque este crecimiento ha impulsado la economía y la construcción, también ha encendido las alertas entre especialistas en infraestructura, quienes advierten sobre los riesgos de continuar desarrollando la ciudad sin una planeación adecuada, sobre todo en movilidad y servicios.
De acuerdo con el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tan solo entre 2010 y 2020 la capital yucateca creció un 24.9%, alcanzando un millón 316 mil 088 habitantes.
Temas de infraestructura
Los ingenieros civiles Esdras Basulto López y Jaime González Méndez coincidieron en que Mérida enfrenta una etapa que definirá su futuro en temas de infraestructura.
Para Esdras Basulto, uno de los principales problemas que enfrenta la capital yucateca es la dispersión urbana: “Se están construyendo fraccionamientos a kilómetros del centro, sin conectividad eficiente, ni servicios básicos garantizados. Esto genera presión sobre la infraestructura existente y provoca largos traslados para los ciudadanos”.
La expansión horizontal de la ciudad, dijo Esdras Basulto, impulsada por el “boom” inmobiliario, ha llevado a urbanizar zonas naturales, ejidos y terrenos de uso agrícola lo cual no solo representa un impacto ambiental, sino también un incremento en los costos para dotar de agua potable, energía eléctrica, pavimentación y recolección de residuos a nuevas colonias.
El ingeniero Jaime González Méndez aclaró que la entidad está a tiempo de tomar decisiones estratégicas para evitar los errores que otras ciudades del país han cometido: “De no actuar con responsabilidad, podríamos enfrentar crisis de movilidad, contaminación, escasez de agua y pérdida del patrimonio natural. Mérida aún es una ciudad con buena calidad de vida, pero está en riesgo si no se pone freno a este modelo de crecimiento descontrolado”.
Uno de los principales desafíos, señaló González Méndez, es el transporte público. A pesar de esfuerzos recientes como el sistema Ie-Tram, precisó, la ciudad sigue dependiendo en gran medida del automóvil particular, lo que genera congestión vial y mayor emisión de contaminantes.
“Necesitamos un transporte moderno, accesible, eficiente y ecológico, que esté bien integrado con el diseño urbano”, agregó.
Necesidades de servicios
A medida que crece la población, también lo hacen las necesidades de servicios de salud, educación, vivienda y espacios públicos. Los ingenieros apuntaron que muchas zonas de reciente creación carecen de escuelas, clínicas o parques, lo que afecta la calidad de vida de los nuevos habitantes.
“El crecimiento demográfico debe ir acompañado de un crecimiento en infraestructura social. No basta con hacer casas; hay que garantizar entornos dignos para vivir”, aseveró Esdras Basulto.
Asimismo, advirtieron que el abastecimiento de agua será uno de los grandes retos de los próximos años, especialmente por la fragilidad del manto freático y la contaminación de los cuerpos de agua subterráneos.
A pesar de este panorama, ambos especialistas coincidieron en que Mérida tiene la oportunidad de convertirse en un modelo de ciudad sostenible si se toman las decisiones correctas ahora.
Consideraron prioritario incentivar la planificación urbana del centro y de otras zonas ya consolidadas, establecer límites claros de crecimiento, invertir en infraestructura verde y movilidad sostenible, así como implementar políticas de vivienda asequible, protegiendo las reservas ecológicas.
“La ciudad no puede seguir creciendo a costa del territorio y del bienestar de sus habitantes. La planeación debe ser integral, con una visión a largo plazo, centrada en las personas y en el medio ambiente”, concluyó González Méndez.