Foto: Facebook Neyda Pat

Organizaciones respaldan a Neyda Pat ante violencia política en Yucatán

Diversas organizaciones, colectivas feministas y activistas de Yucatán han manifestado su preocupación ante la creciente difusión de discursos de odio dirigidos a la diputada Neyda Pat, integrante de la LXIV Legislatura del Congreso de Yucatán.

Estos mensajes, promovidos tanto en redes sociales como en espacios públicos, buscan desprestigiar su labor legislativa y atentan contra su derecho a la participación política.

Violencia política de género en Yucatán

En una carta firmada por decenas de agrupaciones y mujeres, divulgada a través de la página de Feministas peninsulares, se expone que los ataques contra la diputada configuran un caso de violencia política de género, lo que está prohibido por la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Según esta legislación, cualquier acto que menoscabe los derechos políticos y electorales de una mujer por su género constituye una forma de violencia.

En este caso, los discursos difundidos no solo intentan criminalizar su trabajo, sino que también buscan generar un ambiente de hostilidad y miedo entre las mujeres que aspiran a cargos de representación política.

El aborto como tema de debate y desinformación

Uno de los principales argumentos utilizados en estos ataques es la despenalización del aborto.

Se han difundido acusaciones falsas que buscan manipular la opinión pública y fomentar el rechazo a esta iniciativa. La desinformación sobre el tema genera polarización y limita el debate democrático.

Exigen investigación y sanciones

Las organizaciones firmantes han solicitado al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán (IEPAC) y a la Fiscalía de Yucatán que investiguen estos hechos y apliquen las sanciones correspondientes. El derecho de las mujeres a participar en política sin violencia debe ser garantizado por el Estado.

Un llamado a la sociedad

Las colectivas y defensoras de derechos humanos hacen un llamado a la ciudadanía para no normalizar ni replicar discursos de odio. La construcción de una sociedad democrática requiere respeto, diálogo y la protección de los derechos humanos de todas las personas.