El Darién, de ida y vuelta

La selva del Darién ha sido por años un camino de esperanza para quienes buscan llegar a Estados Unidos (EU). Sin embargo, ahora es parte de una ruta de retorno.

Cientos de migrantes, incluyendo niños, toman botes en Cartí, Panamá, rumbo a Colombia. Su objetivo ya no es el norte, sino regresar a sus países de origen, principalmente Venezuela.

El retorno está marcado por la desesperanza. Las nuevas medidas de Donald Trump han cerrado opciones de asilo y endurecido las expulsiones. "Ya no hay sueño americano", afirma Saudy Palacios, una migrante venezolana que regresa con su familia.

Migrantes venezolanos provenientes de EU zarpan en un bote rumbo a la isla de Cartí, territorio Guna Yala en Panamá, el 24 de febrero de 2025. Cientos de migrantes, muchos de ellos niños, abordan embarcaciones estos días en Cartí, en la región indígena de Guna Yala, en el Caribe panameño. Se dirigen al sur en un viaje de unas 12 horas hasta el puerto de Necoclí, en Colombia, para luego continuar por tierra, la mayoría con destino a Venezuela. (Foto de MARTIN BERNETTI / AFP)

Una travesía peligrosa

El regreso no está exento de peligro. Los migrantes intentan evitar controles y esquivar la selva del Darién, un trayecto mortal. Tristemente, una niña venezolana de ocho años murió al naufragar un bote con migrantes que huían de Centroamérica.

Los testimonios reflejan el drama humano de este éxodo inverso. "Pasamos hambre, dormimos en la calle y vendimos dulces en los semáforos", relata Astrid Zapata, quien viaja con su esposo e hija de cuatro años.

En refugios improvisados en Costa Rica, Honduras y Panamá, miles esperan reunir dinero para continuar su retorno.

Deportaciones y secuestros: el otro rostro del regreso

Además de las deportaciones masivas desde EU y México, los migrantes enfrentan amenazas en su travesía. Bandas criminales los secuestran y extorsionan. Para muchos, la única salida es regresar.

El caso de Karla Peña, quien cruzó el Darién con su bebé de dos años, refleja este drama. "Fue lo peor de mi vida. Ahora debemos volver a cruzarlo", lamenta desde un albergue en Tegucigalpa.

"Empezar de cero"

Muchos migrantes buscan reiniciar sus vidas en otros países. María Aguillón, una ecuatoriana de 48 años, intentó llegar a EU. pero su esposo fue deportado. Ahora intenta conseguir empleo en Costa Rica.

"Prometieron vuelos humanitarios y nada. Puro embuste", reclama Palacios, mientras espera en un muelle en Cartí Sugdupu con sus ahorros agotados. Como ella, miles regresan con los sueños rotos, con la esperanza de "empezar de cero" en otro lugar.

Fotos y texto: AFP

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