foto:@cineCANIBAL

Frente a las producciones comerciales que priorizan el espectáculo, Memorias de un Caracol, del director australiano Adam Elliot, destaca por su sensibilidad y profundidad. Nominada al Óscar a Mejor Película Animada, esta cinta en stop-motion ofrece una historia conmovedora que reafirma la animación como una forma de arte y no solo como un género.

Voces mexicanas para una historia universal

La película llega a México gracias a Cine Caníbal, con un doblaje de lujo encabezado por Cassandra Ciangherotti (Grace), Javier Ibarreche (Ken) y Emilio Treviño (Gilbert). En entrevista, Ciangherotti compartió el reto que representó trasladar las emociones del inglés al español sin perder la esencia de los personajes.

“Fue un baile muy sutil, respetar las emociones en un idioma y darles voz en nuestra cultura”, comentó la actriz. Ibarreche, por su parte, destacó que su personaje evoluciona de una caricatura romántica a un papel más complejo, mientras que Treviño elogió la capacidad de Elliot para combinar crítica social y sátira en sus guiones.

Una historia entrañable en stop-motion

Memorias de un Caracol sigue la vida de Grace, una niña solitaria que encuentra consuelo en sus caracoles y en su hermano gemelo Gilbert. Sin embargo, cuando la vida los separa, Grace halla apoyo en Pinky, una anciana excéntrica que la ayuda a reconstruirse emocionalmente.

El filme se distingue por su meticuloso trabajo en stop-motion, realizado sin CGI y con un proceso que llevó ocho años. Para Adam Elliot, este estilo artesanal es parte fundamental de su narrativa, como lo demostró en su premiado cortometraje Harvie Krumpet (Óscar 2003) y en Mary and Max.

Una cita imperdible para los amantes del cine animado

Los actores de doblaje invitan al público a experimentar esta obra en pantalla grande y descubrir la riqueza de su historia. Con una animación artesanal y un mensaje conmovedor, Memorias de un Caracol promete ser una de las películas animadas más impactantes del año.

📌 Dato curioso:

🔹 Memorias de un Caracol tardó ocho años en completarse.
🔹 Adam Elliot se tomó 15 años entre Mary and Max y esta nueva película.
🔹 No se usó CGI en la animación, todo se realizó con la técnica stop-motion.

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