Ante los hechos registrados en Tekit, donde una turba terminó linchando al presunto responsable del asesinato de una mujer, el doctor en Problemas Sociales, Paulino Dzib Aguilar declaró que la forma de actuar de la comunidad se puede entender como un llamado de atención de las autoridades, por un quiebre de las instituciones, derivado del hartazgo social, por lo que urgió de una operación cicatriz multiciplinaria en la localidad, más allá de las penas individuales.
El también director en Justicia Terapéutica del Estado de Yucatán, explicó que primero habría que entender el comportamiento individual con sus respectivas complejidades y el colectivo.
Apuntó que el hombre de 22 años de edad, de apodo Güero, quien fue linchado, era identificado por la comunidad por su reiterado comportamiento antisocial, las constantes entradas y salidas de los centros de detección y los presuntos delitos que le señalan, habrían orillado a ultimar a una mujer de 69 años de edad, habría marcado un punto de no retorno para con la ira social de la comunidad.
Detalló el comportamiento humano en grupo o masa de hartazgo por mucho tiempo, primero genera malestar más allá de las personas víctimas directas del hoy occiso, si no se pudo haber expandido en una ira generalizada.
"Muy probablemente la frustración porque la situación con la persona no mejoraba, pudo derivar en la ira colectiva", apuntó.
El experto en comportamiento humano y criminal dijo que el hecho de que la comunidad haya hecho justicia por propia mano habla de un quiebra la estructura institucional. Consideró que estos hechos son un claro llamado de atención para los diferentes órdenes de gobierno, por lo que opinó que es momento de redirigir la mirada para resolver una problemática social.
"La estructura institucional tuvo un quiebre o llamada de atención para que redirija los ojos para resolver la problemática", insistió.
Dzib Aguilar tras estos hechos se deben de tener dos ópticas, una por parte de las autoridades competentes obligando a un análisis que lleguen a explicar el comportamiento de la comunidad, pero también una escucha obligada de las exigencias de la comunidad. En tal sentido, advirtió que de no atenderse la situación se podrían replicar situaciones que si ocurren en otros puntos del país.
Opinó que urgen medidas multidisciplinarias de operación cicatriz, en dirección de una normatividad y apegada a la ley, de lo contrario se tendría una situación de desquebranto como las que se viven en otros puntos de la geografía nacional, como Guerrero, Oaxaca, Puebla donde estos se replican comportamientos de justicia por mano propia.
"Las autoridades inmediatamente tienen que escuchar el clamor del pueblo, para así crear un sistema de resolución diferente que nazca directamente de la propia comunidad. Castigo por castigo, no resuelve nada", indicó.
Finalmente, externó que esta es una oportunidad de aprender de un hecho lamentablemente, ya fue al final del día concluyó con dos muertes.
Crisis de salud mental
Para la psicóloga Adriana Solís Góngora, los hechos ocurridos en el municipio de Tekit han dejado al descubierto una problemática urgente como la falta de atención a la salud mental y a las adicciones.
“Es síntoma no sólo la desesperación de la comunidad, sino también de problemas estructurales desatendidos”, dijo.
El consumo de drogas, ligado a la falta de oportunidades educativas y laborales, es un problema, por lo que “estas condiciones vulneran la estabilidad social y fomentan escenarios como el ocurrido recientemente”, dijo a 24 HORAS Yucatán.
La experta destacó que la combinación de abuso de sustancias y la ausencia de atención a la salud mental fomenta comportamientos impulsivos y violentos: “en un lugar con índices de desconfianza hacia las autoridades, este tipo de tragedias tiende a escalar rápidamente”, explicó.
Solís Góngora advirtió sobre las secuelas emocionales que este hecho puede provocar, especialmente en los menores de edad que presenciaron el acto.
“La exposición a este nivel de violencia puede provocarles trastornos de ansiedad, insomnio y alteraciones en su desarrollo emocional. Los niños que normalizan la violencia desde temprana edad tienden a replicarla o a mostrar insensibilidad frente al sufrimiento ajeno, lo que puede tener repercusiones en su vida adulta”, aseguró.
A nivel colectivo, la comunidad también sufrirá secuelas, según la especialista: “el linchamiento genera una división social y sentimientos encontrados. Algunos habitantes pueden justificarlo como un acto necesario, mientras otros experimentan culpa y miedo, creando un ambiente de tensión”.
Esto, añadió, se suma a la percepción de abandono institucional, ya que las autoridades han sido señaladas por su tardía respuesta ante emergencias en diversas ocasiones: “la consecuencia es que los ciudadanos toman la justicia ‘por su propia mano’, una acción que desgarra el tejido social y perpetúa la violencia”, lamentó Solís.