En el contexto de las recientes declaraciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien afirmó que “solo existirán dos géneros: Hombre y mujer” durante su discurso al rendir protesta, los activistas Alex Orué y César Briceño Castro, miembros del Colectivo por la Protección de Todas las Familias en Yucatán, alertaron sobre las implicaciones de estas narrativas en los derechos humanos, tanto en Estados Unidos como en México.
Según Orué, estas palabras no son solo opiniones, sino que pueden traducirse en políticas públicas que incrementen la discriminación y violencia hacia la comunidad transgénero y LGBT+ en general.
“La preocupación principal es que estos discursos dan licencia social y política a grupos extremistas para justificar la violencia y discriminación. Recordemos que, en países como México y Brasil, la comunidad trans ya enfrenta altos índices de violencia, mientras que en Estados Unidos la situación no está muy lejos de esos niveles alarmantes”, explicó.
Por su parte, César Briceño afirmó que las narrativas de exclusión, como la promovida por Trump, no son nuevas, pero su persistencia evidencia su efectividad para perpetuar desigualdades y desviar la atención de problemas estructurales más importantes.
“Trump, como muchos otros políticos, recurre a esta táctica porque sabe que el miedo y el prejuicio son herramientas poderosas para consolidar poder. Presentar a las personas trans y no binarias como una amenaza es una estrategia diseñada para dividir y generar rechazo. No se trata de proteger a nadie, se trata de controlar la narrativa y distraer del hecho de que no hay soluciones reales para los verdaderos problemas estructurales”, señaló Briceño Castro.
Ambos activistas coincidieron en que estas posturas tienen un costo humano altísimo. Briceño subrayó que validar prejuicios y señalar a grupos vulnerables fomenta la discriminación y, en muchos casos, la violencia.
“Esto ya ha pasado antes con los derechos civiles, los derechos de las mujeres y ahora con los derechos LGBT+. Es un círculo que se repite porque hay quienes se benefician de perpetuar la desigualdad. El desafío está en cómo desmontar este tipo de discursos: necesitamos informar, visibilizar y replantear la narrativa. Los derechos de las personas trans y no binarias son derechos humanos”, agregó.
Yucatán y el presupuesto LGBT+
En el contexto estatal, Alex Orué abordó la falta de presupuesto etiquetado para programas dirigidos a la comunidad LGBT+ en Yucatán para el ejercicio fiscal 2025. Aunque reconoció la apertura al diálogo con la administración actual, destacó que aún queda mucho por hacer para garantizar recursos específicos y acciones concretas.
“Estamos presionando para que estas acciones se formalicen y se etiqueten recursos en el próximo ejercicio fiscal”, expresó Orué, quien resaltó que las dependencias estatales pueden destinar recursos a programas LGBT+ incluso sin un presupuesto etiquetado.
Por su parte, César Briceño Castro señaló que el Colectivo ya trabaja con el gobierno actual para realizar un diagnóstico integral de las necesidades de la población LGBT+ en el estado.
“Este diagnóstico tiene que ser el primer paso para diseñar políticas públicas efectivas que realmente atiendan las necesidades de la comunidad. Este enfoque ya ha sido exitoso en otros estados, donde se han establecido presupuestos específicos para la atención de poblaciones LGBT+. Es crucial que el proceso en Yucatán siga ese camino, priorizando un análisis serio y acciones concretas basadas en datos y necesidades reales”, detalló.
Combatir el odio desde la educación y la empatía
Ambos activistas coincidieron en que la lucha por los derechos LGBT+ no solo se centra en la protección legal, sino también en cambiar las narrativas que perpetúan el odio y la exclusión.
“El odio se propaga como pólvora. Por eso, nuestra labor no solo es avanzar en la agenda de derechos humanos, sino también cambiar mentes y corazones. La desinformación genera prejuicios que muchas veces llevan a la violencia”, concluyó Orué.
Briceño, por su parte, hizo un llamado a rechazar los intentos de figuras políticas y empresariales que buscan polarizar la sociedad fabricando guerras ideológicas.
“El verdadero enemigo no son las personas queer, trans y no binarias; el verdadero problema está en los sistemas que perpetúan el odio y la desigualdad para mantener el status quo. Como sociedad, tenemos que decidir si seguimos cayendo en estas trampas o si avanzamos hacia un mundo más justo e inclusivo”, finalizó.