Un refugio en el Mediterráneo
En las islas Kerkennah, frente a las costas de Túnez, un innovador hospital flotante se ha convertido en el hogar temporal para tortugas marinas heridas.
Este proyecto único, dirigido por el biólogo Hamed Mallat y respaldado por Naciones Unidas, ofrece un espacio donde las tortugas pueden recuperarse en su hábitat natural.
El hospital, instalado en una antigua jaula de acuicultura reciclada, tiene 150 m² y capacidad para albergar hasta cinco tortugas bobas (Caretta caretta), una de las especies más vulnerables. Según Mallat, "es el primer hospital de este tipo en el Mediterráneo".
La amenaza de las redes de pesca
Cada año, unas 10,000 tortugas bobas quedan atrapadas en redes de pesca frente a las costas tunecinas.
Estas redes, suspendidas de flotadores, representan un grave peligro para las tortugas, ya que provocan una tasa de mortalidad del 70%, según el programa europeo Life Medturtles.
Sin embargo, gracias a la colaboración de pescadores locales, muchas tortugas heridas llegan al hospital flotante, donde reciben atención de biólogos y veterinarios. Sarah Gharbi, estudiante de pesca y medio ambiente, destaca que este proyecto ofrece una experiencia práctica invaluable para jóvenes investigadores.
El caso de Besma, una tortuga de 20 años lista para desovar, ejemplifica el impacto de esta iniciativa. Tras su rehabilitación, Besma fue equipada con una baliza para monitorear su migración.
Esto permitirá entender cómo el calentamiento global, la sobrepesca y la contaminación están afectando a las especies marinas.
Conciencia y turismo sostenible
Hamed Mallat planea abrir el hospital flotante al turismo durante el verano. Su objetivo es sensibilizar a visitantes, especialmente a niños, sobre la importancia de proteger a las tortugas marinas y conservar los ecosistemas del Mediterráneo.
Este proyecto no solo salva vidas, sino que también fomenta el respeto por la biodiversidad en una región que enfrenta numerosos desafíos ambientales.
AFP