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Nacido el 1 de enero de 1849 en Tequila, Jalisco, Manuel Caballero dejó una huella imborrable en el periodismo mexicano. Aunque no concluyó sus estudios de derecho, su verdadero talento brilló en su labor como articulista, cronista y pionero del género conocido como “reportazgo”, precursor del reportaje moderno.

Caballero transformó los boletines en piezas informativas llenas de creatividad, convirtiéndose en un referente de innovación. Fundó importantes diarios como El Noticioso (1878) y El Mercurio Occidental (1889), además de dirigir El Eco Universal y La Gaceta Electoral.

El impacto de Caballero en el periodismo

Manuel Caballero buscó renovar el formato tradicional del periodismo, empleando un enfoque sensacionalista que más tarde evolucionó hacia una crítica política y económica sólida. A finales del siglo XIX, su estilo fresco y contundente marcó un antes y un después en la forma de informar.

Su aportación al periodismo mexicano no solo radicó en su innovación técnica, sino también en su ferviente defensa de la libertad de expresión y el debate público, pilares esenciales de la democracia.

Un legado que perdura

Caballero falleció un día como hoy en 1926, pero su legado sigue vivo. Es reconocido como el padre del reporterismo en México por su capacidad de transformar el periodismo en una herramienta para informar y generar cambios sociales.

Manuel Caballero dejó una enseñanza clave: la prensa es el medio que conecta intelectualmente a los pueblos civilizados. Su vida y obra son un recordatorio del poder transformador de la palabra escrita.

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