En estas fechas decembrinas, las mesas suelen estar llenas de platillos deliciosos, pero también pueden traer consigo el famoso “mal del puerco”. Este fenómeno, conocido por causar somnolencia extrema tras las comidas, afecta a la mayoría de los mexicanos durante todo el año.
El “mal del puerco” se caracteriza por un cansancio extremo después de comer, particularmente tras el almuerzo. Aunque no todos presentan los mismos síntomas, es común sentir una necesidad abrumadora de dormir después de ingerir alimentos ricos en grasas o azúcares.
La ciencia detrás del “mal del puerco”
Según estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este mal es un proceso fisiológico natural del cuerpo. Cuando consumimos alimentos, la glucosa en la sangre se dirige al sistema nervioso y afecta una región del cerebro conocida como el hipotálamo lateral.
Esta área contiene células orexinérgicas que regulan la vigilia y la energía. Al elevarse los niveles de glucosa, estas células disminuyen su actividad, lo que genera una sensación de relajación que puede llegar a la somnolencia.
¿Cómo evitar el “mal del puerco”? Consejos prácticos
Aunque es un proceso natural, existen formas de mitigar sus efectos:
- Opta por alimentos bajos en azúcares y grasas: Elige comidas balanceadas para reducir la somnolencia.
- Evita comer en exceso: Controla las porciones y no repitas plato.
- Prefiere carnes blancas: Pollo y pescado son opciones más ligeras para el cuerpo.
- Mantén un estilo de vida activo: El ejercicio regular puede ayudar a tu cuerpo a procesar mejor los alimentos.
- Hidrátate adecuadamente: Toma agua para facilitar la digestión.
- Haz caminatas después de comer: Esto estimula el sistema nervioso y mejora la digestión.