La industria porcícola en Yucatán ha puesto en jaque los recursos naturales de la entidad y la salud de las comunidades locales, alertan tanto autoridades como expertos. 

Diagnóstico ambiental

Un diagnóstico ambiental sobre la actividad porcícola en Yucatán realizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) detalla que tienen ubicadas 507 granjas porcícolas que ejercen una presión considerable sobre el Anillo de Cenotes, una zona estratégica para el equilibrio hídrico y ecosistémico de la región.

El diagnóstico revela que las granjas están distribuidas en 83 de los 106 municipios de Yucatán, concentrándose en localidades como Conkal, Telchac, Homún y Tizimín. Mientras algunas granjas son de autoconsumo, otras funcionan como grandes complejos con más de 20 naves, evidenciando un modelo industrial intensivo. 

Contaminación en cenotes

El informe señala altos niveles de contaminación en cenotes y pozos, con presencia de nitrógeno amoniacal, nitratos y bacterias coliformes fecales provenientes de los desechos porcinos. 

CAMBIO CLIMÁTICO

Estos contaminantes no solo afectan el medio ambiente, sino que también ponen en riesgo la salud pública, especialmente en comunidades rurales que dependen del agua subterránea, añade el estudio presentado en marzo de 2023.

Además, la calidad del aire en las inmediaciones de las granjas se ve comprometida por emisiones de metano, amoníaco y ácido sulfhídrico, gases que contribuyen al cambio climático y afectan la calidad de vida de los habitantes locales. 

En el suelo, se han detectado metales pesados y contaminantes que amenazan su fertilidad y su capacidad de regeneración a largo plazo.

Toneladas diarias de excremento

El doctor Francisco Bautista Zúñiga, integrante del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM, advirtió a 24 HORAS Yucatán que cada mega-granja alberga más de 50 mil cerdos, generando 50 toneladas diarias de excremento, lo que equivale a 18 mil 250 toneladas al año. 

“Tal cantidad de desechos no puede ser digerida de manera natural por el medio ambiente”, señaló. “Las plantas de tratamiento actuales no están diseñadas para manejar este volumen de residuos, lo que agrava los problemas ambientales y sociales”.

Bautista subrayó que la ubicación de estas granjas es crítica para minimizar su impacto: 

“Muchas se encuentran en planicies kársticas con suelos delgados y cerca de cenotes, lo que facilita la contaminación del acuífero”, señaló el investigador de la UNAM. 

Cambio en las granjas

Francisco Bautista propone que las granjas se ubiquen en terrenos con suelos profundos, lejos de cenotes y a más de 80 metros del nivel del acuífero, además de estar a más de 5 kilómetros de poblados.

El investigador también planteó un modelo más sustentable, sugiriendo que las granjas limiten su tamaño a entre cinco mil y 10 mil cerdos, lo que permitiría un manejo más eficiente de los desechos. 

Tecnología

Mencionó el especialista que entre las tecnologías recomendadas figuran la separación de sólidos, tratamientos anaerobios, humedales artificiales y una reducción significativa en el uso de agua, siguiendo ejemplos exitosos de países como China y Estados Unidos.

Aunque las comunidades mayas han ganado pequeñas batallas legales contra las mega-granjas, Bautista enfatizó que la solución definitiva al problema está lejos de alcanzarse.

“El establecimiento de granjas porcinas debe considerar no solo los intereses económicos, sino también la salud humana y la sustentabilidad ambiental”, concluyó.

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