Foto: Guillermo Castillo

En las entrañas del pasaje Emilio Seijo, un rincón lleno de historia y tradición enclavado en el corazón de Mérida, habita un personaje que, durante nueve años consecutivos, ha logrado encender la ilusión en los ojos de cientos de niños y niñas: Omar Pinkus Leal, un adulto mayor de 80 años que encarna con pasión el espíritu navideño de Santa Claus.

Con una mezcla única de raíces yucatecas y polacas, ya que explicó que su papá vino en un barco noruego poco antes de la Segunda Guerra Mundial, llegando a Progreso, pero por cuestiones del destino se movió a Izamal, donde conoció a la que se convirtió en su esposa y madre de 10 hijos, el Santa es uno de los más pequeños.

Omar ha construido una vida llena de aventuras y experiencias que lo han llevado a convertirse en un ícono de la temporada decembrina en la ciudad.

Su historia, tan rica como la mezcla de colores que adorna su traje rojo, es un testimonio de vida, resiliencia y amor por su comunidad.

En su juventud y por más de 35 años, Omar se aventuró en las aguas del mar como pescador y buzo, explorando las profundidades del mar Caribe. Más tarde, la búsqueda de nuevas oportunidades lo llevó a Estados Unidos, donde se encontró con una realidad que distaba mucho del "sueño americano" que había imaginado.

Desencantado por lo que consideraba una forma de auto esclavismo, decidió regresar a la Península de Yucatán, a sus raíces y a la gente que lo hacía sentir en casa.

De vuelta en Mérida, Omar encontró en la figura de Santa Claus una forma de conectar con las infancias y llevarles un poco de alegría en una época tan especial. Con cada sonrisa y cada abrazo, asegura que se siente rejuvenecido y lleno de energía. 

“La primera vez que di vida a santa fue hace nueve años, estaba en Xmatkuil y un camarógrafo al ver que me dejé la barba, que me caractericé empezó a documentar mi historia de vida. Luego decidí hacer lo propio en el Emilio Seijo”, comentó.

Fuera de temporada, este entrañable personaje se dedica a realizar mandados para ganarse la vida, demostrando así su espíritu trabajador y su compromiso con su comunidad. Compartió que en este tiempo que ha encarnado a Santa, durante los primeros años, su principal medio de transporte fue una motocicleta, pero debido a 10 accidentes optó por mejor moverse en autobús. 

La historia del Santa yucateco-polaco ha conmovido a vecinos y visitantes del pasaje Emilio Seijo, quienes lo reconocen y admiran por su entrega y su carisma. Muchos niños lo esperan con ansias cada año para contarle sus deseos y recibir un cálido abrazo. 

La figura de Omar Pinkus Leal nos recuerda que la magia de la Navidad está en los pequeños gestos y en la capacidad de hacer felices a los demás. Su historia es un ejemplo de cómo una persona puede transformar la vida de otros simplemente siendo auténtico y generoso.

“A los niños, niñas, a los papás que dios les dé felicidad, paz, amor y salud para estas fechas”, concluyó.

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