El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, decretó este martes la ley marcial en una medida sin precedentes en las últimas cuatro décadas.
En un discurso televisado, Yoon acusó a la oposición de ser "fuerzas antiestatales" que amenazan la estabilidad del país, haciendo énfasis en la influencia del régimen comunista de Corea del Norte.
Protestas frente al Parlamento
La Asamblea Nacional, controlada por la oposición, rechazó de inmediato la medida a través de un voto unánime. Sin embargo, el Parlamento fue precintado y protegido por soldados, lo que desató manifestaciones en sus alrededores.
Cientos de ciudadanos comenzaron a congregarse en las puertas del edificio legislativo, exigiendo que las fuerzas de seguridad permitieran el acceso a los representantes. Los manifestantes corearon consignas como "¡Detengan a Yoon Suk Yeol!" mientras llamaban al respeto de las decisiones democráticas.
Control total de los medios y actividades políticas
Con la declaración de ley marcial, el gobierno suspendió todas las actividades políticas y asumió el control de los medios de comunicación. "Es una medida necesaria para proteger la libertad y la felicidad de nuestro pueblo", afirmó el mandatario, justificando su decisión en las supuestas amenazas norcoreanas y la oposición interna.
Respuesta internacional e impacto global
La comunidad internacional reaccionó rápidamente. La ONU expresó "preocupación" por la situación, mientras que Estados Unidos, principal aliado de Corea del Sur, pidió resolver el conflicto dentro del marco del Estado de derecho.
"La declaración de ley marcial refleja una grave ruptura en la estabilidad democrática del país. Es fundamental que el gobierno respete el voto parlamentario", declaró el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU.
Una crisis política que divide a la nación
El contexto de esta decisión se sitúa en un enfrentamiento por el presupuesto nacional entre el Partido del Poder del Pueblo, liderado por Yoon, y el opositor Partido Democrático. Este último, con mayoría en el Parlamento, redujo significativamente las partidas propuestas, lo que incrementó las tensiones.
Con esta medida, Corea del Sur enfrenta una encrucijada política que pone a prueba la fortaleza de sus instituciones democráticas y el apoyo internacional. La población espera que la crisis encuentre una resolución pacífica en los próximos días.