Foto: Tomás Martín

La instalación de espolones en la costa sin un estudio y planeación adecuadas solo provocará que el proceso de erosión que se vive en la costa yucateca, en especial en la zona norte, sea mucho más grave, informó el investigador del Departamento de Ecología Humana del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Eduardo Batllori Sampedro. 

En julio pasado, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a través de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó un operativo para retirar varias de esas estructuras del puerto de Progreso.

A este operativo han antecedido muchos otros en diversos puntos de las playas del estado, sin embargo, la realidad casi en la misma medida en que se retiran, se van instalando nuevos espolones en otros puntos de la costa, pues se considera un método para evitar que el mar “se coma las playas”. 

Batllori Sampedro explicó que esos espolones sirven para disminuir la energía del oleaje y cambiar sus dinámicas, por lo que de forma local o en un espacio determinado sí pueden reducir la erosión costera, pero a la larga estas infraestructuras también alteran el ciclo de sedimentación de todo el sistema de la playa y por consiguiente también provocan que éstas se erosionen. 

“Si bien los espolones sí ayudan a poner freno a la erosión, por sí solos no son la solución, su instalación debe ir acompañada de un estudio de impacto ambiental, porque si no se colocan donde debe ser o no están bien hechos, pueden incluso acelerar los problemas de erosión”, dijo. 

La cuestión, continuó, es que todos los que tienen una casa frente a la playa, quieren construir un espolón en frente, pero para eso se requiere de un estudio y de un permiso de las autoridades federales, pero la realidad es que muchos se construyen sin ese estudio, y eso los convierte en obras ilegales. 

 En ese sentido, comentó que hace mucho tiempo que dejaron de darse permisos para la construcción individual de esas estructuras, pues está claro que se necesitan de acciones más amplias e integrales para enfrentar la pérdida de playas.

“Tienen que intervenirse espacios más grandes que si bien podrían incluir espolones, escolleras, o también podrían usarse rompeolas u otro tipo de infraestructura, pero todo eso mediante una planeación adecuada. Hay incluso métodos de temporales, que podrían usarse y retirarse una vez que se obtengan resultados”, precisó. 

Lo que es un hecho, es que seguir instalando sin el debido estudio, solo agravará aún más la situación.

“Y es que, además, la construcción de este tipo de obras provoca que se pierdan lo que popularmente se conoce como bajos. Cuando te metes al mar sientes una especie de escalón que baja y luego sientes otro que sube, te paras y el agua te llega a las rodillas. A eso se le llama bajo”, expuso el investigador.

Pues bien, esos bajos son fundamentales para restarle energía a las olas, pues hacen que esta se “tropiece” y llegue con menos fuerza a las playas, al no existir el bajo, pues las olas pegan con más fuerzas, por lo que ese es otro motivo más para buscar una solución integral y colectiva al problema.

También es una realidad que los dueños de las casas construyen porque hay gente que les ofrece el “servicio” aún cuando saben que hacerlo sin permiso es ilegal y de que, a la larga, solo se agravará el problema, por lo que es importante que también empiecen a aplicarse medidas contra ese tipo de “prestadores de servicios”, finalizó.

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