La población milpera de Yucatán empieza a registrar cambios que ponen en riesgo la transmisión del conocimiento ancestral sobre el uso de semillas y de la producción sustentable en los montes y selvas, lo que representa un riesgo no solo para las comunidades campesinas mayas, sino también para el futuro de las zonas urbanas.
La milpa Yucateca
En Yucatán la tercera parte de los suelos de cultivo (800 mil hectáreas) están dedicados a la milpa y 100 mil campesinos producen más de la mitad del maíz que se consume en el estado, según la Revista de Agroecología Leisa.
Sin embargo, el promotor de la cultura maya y uno de los principales defensores de la milpa, Bernardo Caamal Itzá, explicó que, de ese universo, sólo una parte, quizá unas 20 mil milperos trabaja de manera tradicional, “son los que siguen promoviendo el intercambio de semillas y usando el milenario método de roza-tumba-quema”.
Técnica tradicional
El sistema de cultivo itinerante que consiste en alternar el uso intensivo de un terreno con periodos de descanso; es una técnica tradicional indígena y campesina que se practica principalmente en selvas, donde la fertilidad del suelo es baja.
“Hoy muchos de los milperos tradicionales de la tercera edad, que se han quedado solos y con poca posibilidad de transmitir sus conocimientos, por el desinterés de las nuevas generaciones en la milpa”, comentó a 24 HORAS Yucatán.
“Son jóvenes que han visto a sus padres y abuelos sufrir serios problemas, enfrentar sequías, huracanes, y recientemente una pandemia que afectó todas las actividades humanas, por lo que prefieren no meterse en el tema de la milpa, es decir decidieron permanecer fuera del círculo”, comentó.
Se puede decir que los verdaderos milperos, ya son pocos y se está viviendo una especie de transición hacia nuevos milperos o milperos intermedios, más influenciados por la llamada revolución verde, que es un proceso de cambio tecnológico en la agricultura que se llevó a cabo entre 1940 y 1970.
Ese tiempo, dijo, se caracterizó por el uso de fertilizantes, maquinaria, y variedades de cultivo de alto rendimiento, con el objetivo de aumentar la producción agrícola.
Nuevos productores
Añadió que se trata de productores que mezclan el uso de químicos junto con la agricultura tradicional de la milpa y hay una tercera vertiente de nuevos productores que son en realidad promovidos por “milperos de bata blanca”, que son investigadores y académicos que buscan “extraer el conocimiento ancestral” de los campesinos.
“Quieren extraer el conocimiento y adueñarse de las semillas nativas y usan a supuestos nuevos milperos para hacerlo, pero no quieren reconocer el trabajo hecho por los hombres mayores y mucho menos preservar sus antiguos métodos de producción que son sustentables, pues preservan la calidad del agua y la renovación natural de selvas y montes”, abundó.
En ese sentido, indicó que es importante dejar atrás el protagonismo institucional y el interés por extraer el conocimiento de los milperos, pues no es un “bien académico” y es vital que ese conocimiento ancestral prevalezca y pase a las nuevas generaciones, al margen de agentes externos.
La milpa maya es un Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial (SIPAM) que incluso fue reconocido así por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en el año 2023.
Contribución
Esta práctica fue reconocida por su resiliencia ante los cambios climáticos y la modernidad, contribución a la conservación de la cultura y la biodiversidad, larga vida, valoración global como patrimonio biocultural, contribución a la seguridad alimentaria de las familias, y de desarrollo del campo, entre otros.
“La milpa mantiene las selvas saludables y eso implica igual tener un suelo menos contaminado y mayor disponibilidad de agua para consumo humano, por lo que le conviene muchísimo a la sociedad y al gobierno proyectar un verdadero desarrollo y preservación de ese método de cultivo que también está ligado a la apicultura, pues muchos milperos, también son apicultores”, subrayó el promotor de la cultura maya y agrónomo, Bernardo Caamal Itzá.
Prioridad para el gobierno
Sobre este tema, el investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Javier Becerril, también consideró necesario y “urgente” que las autoridades, en especial el Gobierno de Yucatán, incluya a la milpa y al solar maya dentro de sus políticas y programas.
“La milpa y el solar maya deben de ser prioridades en el Plan Renacimiento Maya, pues desde el año 2010, se ha registrado una importante pérdida de la biodiversidad y también de la agrodiversidad, por los cambios en los métodos de producción y en el uso del suelo”, comentó.
Esto no solo se ha reflejado en la baja producción de alimentos en el estado, sino en un aumento gradual de las temperaturas y una cada vez mayor presencia de prolongadas sequías, advirtió el especialista.
Además, dijo, al perderse el conocimiento ancestral de los milperos tradicionales mayas se pone en riesgo la seguridad alimentaria de miles de personas y el patrimonio biocultural que ese método de producción representa.
“Aún hay miles de hogares que son productores milperos en el estado, por lo que esperamos que el Plan Renacimiento Maya le dé prioridad a ese tema, se trata de un factor que no solo afecta al futuro de las comunidades mayas, sino al de toda la población”, reiteró.
Cabe señalar que, en una primera lectura a las propuestas hechas por la Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado en el marco del Plan Renacimiento Maya, no se observan programas relacionados con la milpa y el solar.
Plan estatal
Sin embargo, recientemente ese plan estatal fue presentado oficialmente por el gobernador Joaquín Díaz Mena, y abierto a las sugerencias de todos los sectores de la sociedad.
Sobre el solar maya, se trata de una parcela de entre 250 y mil metros cuadrados dedicada a la producción agrícola y la crianza de animales, donde se propicia la diversidad y el aprovechamiento de recursos naturales de manera armoniosa con la naturaleza, al igual que sucede con el cultivo de la milpa.