La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) en Cali, Colombia, concluyó sin resolver dos grandes pendientes: la movilización de recursos financieros y la presentación de planes de acción.
A pesar de esto, México destacó por su apoyo a la participación de comunidades indígenas y afrodescendientes en la conservación.
Un apoyo que no llega a los pueblos originarios
México fue uno de los países más activos en promover que los pueblos indígenas tuvieran acceso directo al financiamiento destinado a la biodiversidad.
Sin embargo, la respuesta de las comunidades originarias fue crítica. “Nosotros no queremos legitimar el trabajo del Estado ni aceptar fondos de allí”, afirmó Wilma Esquivel Pat, defensora maya del Congreso Nacional Indígena (CNI).
El proyecto MEx30x30, lanzado con apoyo del Fondo Global para la Biodiversidad (GBFF), busca proteger el 30% del territorio mexicano para 2030. Sin embargo, a pesar del apoyo económico, la implementación del proyecto y la participación de los pueblos originarios sigue siendo un tema conflictivo.
Aunque se lograron algunos avances en términos de financiamiento, las voces de los pueblos originarios exigen más que solo promesas. “Lo más importante es el diálogo entre pueblos”, concluyó Esquivel Pat, destacando la importancia de no solo hablar de biodiversidad, sino también de justicia social y equidad para las comunidades más afectadas.
Este artículo forma parte del programa historias de la COP16 de Biodiversidad de Climate Tracker en colaboración con FES Transformación