En medio de la incertidumbre política y las elecciones presidenciales en Estados Unidos, familias migrantes separadas por la frontera entre México y Estados Unidos se reunieron en el evento “Abrazos, no muros”. La emotiva jornada, organizada por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR), permitió a personas sin documentación reencontrarse con sus seres queridos por tres minutos en el límite entre Ciudad Juárez y El Paso.
¿En qué consiste “Abrazos, no muros”?
Desde 2016, “Abrazos, no muros” ha reunido a cientos de familias migrantes que no pueden cruzar la frontera legalmente. Este año, el evento fue especialmente significativo, ya que muchos participantes temen un endurecimiento de las políticas migratorias tras las elecciones. Durante tres minutos, familias enteras pueden abrazarse y expresar su amor en el mismo lugar donde, normalmente, las separa una barrera física y legal.
Políticas migratorias en debate
La situación migratoria es un tema candente en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El expresidente y actual candidato republicano Donald Trump ha prometido un aumento drástico en las deportaciones y el fin de programas de acogida. Por otro lado, la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, también ha propuesto medidas más estrictas en la frontera, lo que genera incertidumbre entre las familias migrantes.
“La mala política fronteriza ha sido diseñada por ambos partidos. Apostamos a que la razón y la dignidad prevalezcan en la discusión política,” expresó Fernando García, director de BNHR, quien junto a los asistentes celebró el emotivo reencuentro.
Historias de amor y separación
La jornada estuvo llena de momentos intensos, como el reencuentro de una madre y su hijo, separados por la frontera y el tiempo. Con lágrimas en los ojos, la madre abrazó al niño, expresando su arrepentimiento y amor en palabras entrecortadas.
Para Mario Maturín, de 44 años, fue la oportunidad de ver a su hermano por primera vez en 22 años. “Mucha emoción, tanto tiempo sin verlo. Son sentimientos encontrados, pero ya me voy feliz,” comentó Maturín al final de la jornada.
“Abrazos, no muros” sigue siendo un símbolo de resistencia y amor en medio de la incertidumbre, y una llamada a la reflexión sobre la humanidad detrás de las políticas migratorias.