En un país dividido y rumbo a las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y actual candidato republicano, enfrenta fuertes acusaciones que van desde el extremismo hasta el fascismo. Kamala Harris, actual vicepresidenta, y John Kelly, exjefe de gabinete de Trump, han calificado al republicano como un líder con tendencias fascistas.

Ante este panorama, el historiador Federico Finchelstein analiza si el liderazgo de Trump podría considerarse un caso de populismo extremo en dirección al fascismo.

Características del fascismo según un experto

Federico Finchelstein, profesor de la Universidad de Nueva York especializado en extremismo, identifica cuatro elementos esenciales en el fascismo: violencia política, desinformación, xenofobia y una clara inclinación hacia la dictadura.

Según Finchelstein, estos rasgos son visibles en el estilo de liderazgo de Trump. “Es una versión extrema del populismo que se acerca al fascismo”, puntualiza.

La presencia de estos elementos puede variar, pero en el caso de Trump, según el historiador, el populismo parece acercarse peligrosamente a un modelo autoritario, evocando el periodo más oscuro del siglo XX. “La historia no se repite, pero el solo hecho de plantear esta pregunta ya es una señal de alarma”.

¿Qué impulsa el apoyo a Trump?

Para entender el respaldo a Trump, Finchelstein señala que existe un sentimiento de insatisfacción con la economía y los cambios culturales en Estados Unidos.

Esta combinación de factores lleva a algunos votantes a optar por un líder que ofrece soluciones rápidas. “Trump propone respuestas mágicas a problemas complejos, y su retórica encuentra eco entre quienes buscan un cambio inmediato”, explica.

Sin embargo, este apoyo es también producto de una normalización del extremismo en el discurso público. Finchelstein advierte sobre el riesgo de que la retórica de extrema derecha de Trump se vuelva un fenómeno común, aceptado incluso por votantes moderados.

Las implicaciones de una victoria de Trump

Una eventual victoria de Trump podría traer consigo serias implicaciones para la democracia en Estados Unidos. Finchelstein recuerda el ejemplo de Jair Bolsonaro en Brasil, quien fue inhabilitado por el tribunal de su país tras alegatos de fraude.

En el caso de Trump, las consecuencias de su retórica extremista se vieron el 6 de enero de 2021, cuando sus seguidores atacaron el Capitolio en un intento de revertir su derrota electoral.

Con varios procesos judiciales en curso, la pregunta sigue siendo: ¿es el sistema de justicia estadounidense capaz de frenar a un líder con tendencias autoritarias?

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