El creciente tráfico en la ciudad de Mérida es un factor que empieza a afectar la salud mental de los yucatecos, pues provoca ira y frustración en especial a aquellas generaciones que crecieron en una Mérida donde la movilidad era mucho más ágil y tranquila, declaró el psicólogo especialista en temas sociales. Paulino Dzib Aguilar.
De acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, de junio de 2023 a junio de 2024, el parque vehicular de Yucatán pasó de un millón 034,153 unidades a un millón 102,172, lo que representa un incremento del 6.58% en apenas un año.
“Si la pregunta es si el tráfico está afectando y afectará mucho más a la salud mental de los yucatecos, la respuesta directa es sí y existen bases científicas para asegurarlo”, señaló Dzib Aguilar.
Primero que nada, continuó, mientras más autos hay en las calles, más aumenta la sensación de hacinamiento e invasión del “espacio vital”, que forma parte de los mecanismos biológicos y de supervivencia básica de los seres humanos.
“Todos los seres biológicos tenemos estructurados en nuestra mente distancias de seguridad, y eso ha sido estudiado en la disciplina llamada kinésica, donde se incluye el estudio del lenguaje corporal”, explicó.
El lenguaje corporal ayuda a todos los seres vivos a identificar cualquier movimiento agresivo que pueda amenazar nuestra integridad física o nuestro “espacio vital”, añadió.
Ese “espacio vital” también ha sido un tema estudiado por muchos psicólogos y sociólogos, entre los que destacan figuras como Kurt Lewin, un psicólogo y sociólogo de origen alemán que investigó la psicología de grupos, el espacio vital y las relaciones interpersonales.
Durante un embotellamiento de tránsito, en el que además de los autos ves motociclistas que zigzaguean o te rebasan por la derecha, o un peatón cruza de forma inesperada y sin precaución, el conductor siente invadido su “espacio vital”, activándose mecanismos biológicos que alteran su estado mental, explicó.
También existe otra rama de la psicología, denominada “psicología ecológica”, que estudia los espacios donde vive la gente, es decir, el tamaño de las casas, las alturas; hoy el tema central es el aumento de autos en las calles y las distancias, subrayó el especialista.
“Hoy el tema no solo tiene que ver con los estudios de Kurt Lewin, sino con la rapidez con la que nos trasladamos de un lugar a otro. Estábamos acostumbrados a llegar rápido, y eso se ha vuelto cada vez más complicado, lo cual también genera estrés”, añadió.
Otro factor determinante es la temperatura de la ciudad, que en las temporadas más calurosas puede generar sensaciones térmicas por encima de los 50 grados centígrados.
“Eso aumenta la irritabilidad de las personas, y si juntamos todo lo expuesto con esa irritabilidad, se empieza a generar una sensación de frustración que también puede generar cuadros de ira y ansiedad entre los conductores”, expuso el entrevistado.
Es decir, hay un impacto psicológico porque lo que planeo no se da, entonces me enojo, y ese enojo tiene un impacto emocional que puede provocar expresiones de ira que a su vez pueden ser peligrosas, no solo para la salud mental, sino también para la integridad física de la persona, ya que te exponen a intentar agredir a otro conductor oa ser agredido.
Cruceros conflictivos
Estudios realizados por el Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida han identificado al menos 10 cruceros conflictivos donde ocurren más accidentes e incidentes de tránsito en la capital yucateca.
Estos puntos son: Anillo Periférico con Avenida Jacinto Canek, Anillo Periférico con Avenida Yucatán, Calle 33 y Calle 31 Diagonal, Anillo Periférico con Avenida García Lavín, Avenida Paseo de Montejo con Avenida Pérez Ponce, la Glorieta del Monumento a Hidalgo, Prolongación Paseo de Montejo con Avenida Cámara de Comercio, Prolongación Paseo de Montejo con Avenida Campestre.
También se identificaron conflictos viales en Avenida Itzáes con Circuito Colonias y la Calle 60 con Circuito Colonias.
El estudio denominado “Zonificación de Siniestros Viales en Mérida” indica que en esos cruces se han registrado al menos mil 495 siniestros desde 2015 hasta 2023.
El documento destaca que es imperativo recordar que los efectos nocivos de los siniestros de tránsito no solo se reflejan en el número de personas que fallecen por esta causa, sino también en lesiones severas que a menudo resultan en una discapacidad, en la mayoría de los casos. permanente, a nivel de la estructura física del cuerpo.
Además, en muchos casos estos siniestros provocan otro tipo de discapacidades de orden sensorial (auditivas-visuales) y, por supuesto, también pueden causar un daño a la salud mental, no solo de la persona que sufre el accidente, sino también de su entorno. familiar.
Entre las sugerencias para que esta situación comience a cambiar, el Observatorio propone mejorar la calidad del entorno urbano en las avenidas mencionadas anteriormente para garantizar una movilidad segura en condiciones de accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad e inclusión.
Tomás Martín