Yucatán está siendo desplazado de entre los principales productores de chile habanero en el país, aún cuando ya cuenta con un certificado de denominación de origen, el proceso para que éste entre en operación, sigue sin consolidarse lo que permite a otros estados producir la especie y venderla a las grandes empresas. 

Actualmente hay por lo menos 19 entidades donde se produce y según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera del Gobierno Federal, el principal productor es Sinaloa, en donde en promedio al año se generan ocho mil 735 toneladas, el doble de lo que se produce en esta entidad (cuatro mil 375).

De hecho, Campeche reporta una cifra más alta con cuatro mil 737 en promedio y empiezan a repuntar otros estados como Tabasco (dos mil 720) y Veracruz (dos mil 301).

¿A qué se debe?

El promotor de la Certificación de Origen del Chile Habanero Peninsular, Juan Carlos Ledón Vadillo, indicó a 24 Horas Yucatán que esta situación se debe a que desde el año 2002, se inició el trámite trabajo para que el picante que se produce en Yucatán, Campeche y Quintana Roo tenga esa denominación de origen.

“Esa promoción que se hizo desde Yucatán y que ya tiene más de dos décadas de intenso esfuerzo, despertó el interés  por producirlo en otros estados y también creó un gran mercado de productos hechos con la especie como mayonesas, salsas, mermeladas, papas fritas, entre otros, pero la parte negativa es que los productores locales no son los proveedores de ese mercado”, detalló.

Lo anterior debido a que las autoridades no han tenido esa visión de defender lo que es nuestro; en este caso a un producto que lleva más de 22 años trabajando para contar con una certificación de origen que ya la tiene, pero que aún no puede echarla a andar como se debe, abundó. 

“Para que eso sea una realidad y se revierta esta tendencia negativa y toda la producción, industrialización y comercialización se haga en la Península, (además con más éxito porque ya el mercado ya existe), lo que se necesita es que ya entré en vigor la denominación de origen, precisó.

¿Qué se necesita?

“Para lograrlo se necesitan tres cosas, una es la declaración de origen;  esa ya la tenemos, se obtuvo en el 2010, y se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la segunda es la publicación de la Norma Oficial Mexicana(NOM) y esa también ya se publicó en el DOF, bajo la supervisión de la Secretaría de Economía del Gobierno Federal y eso fue en el 2017”, explicó. 

La NOM es la 189 y eso ya es una ley, sin embargo, continuó, falta la tercera e igual de importante  que es la integración del Consejo Regulador que es el organismo que ve el cumplimiento, la verificación y certificación de la NOM.

No es un organismo de Gobierno, es una instancia en donde debe estar incluida toda la cadena productiva es decir, productores, comercializadores, industriales, funcionarios estatales, federales y del sector académico, el cual ya se tiene, pero no ha iniciado sus operaciones. 

Consejo regulador

“Ese Consejo Regulador fue una promesa incumplida de la pasada administración estatal, porque aunque en el Plan Estatal de Desarrollo se estableció que se iba a fortalecer el sector del chile habanero tomando en cuenta la denominación de origen mediante la conformación y puesta en marcha del Consejo, esto se hizo a medias”, sostuvo.

Si bien éste se conformó porque el ex gobernador Mauricio Vila Dosal, firmó un convenio de colaboración con quienes saben de esto, que son los integrantes del Consejo Regulador de Tequila, la principal referencia de todas las denominaciones de origen, nunca se puso en marcha, añadió. 

“Vino incluso personal de Jalisco, pero no se logró el objetivo. Lo que se necesita para que esto marche y por fin ya tengamos la denominación  es destinar lo que se llama capital semilla para que el Consejo se acredite ante la Entidad Mexicana de Acreditación que  es la que faculta para que tu puedas verificar y certificar el cumplimiento de la NOM”, expuso.

Falta presupuesto 

 Es decir, faltó el presupuesto para echar anda al Consejo Regulador y entonces sí, ya entra el verdadero beneficio pues la producción del habanero tiene que salir de la Península y todas las grandes marcas que hoy usan ese chile para elaborar sus productos tienen que usar el holograma del Consejo, para que le de la autenticidad de que lo que están vendiendo, está hecho con chile original. 

   “Eso sin duda impulsaría la producción y los proyectos de innovación tecnológica, la tecnificación del campo, mejoraría mucho el precio del producto y lo interesante es que es un producto que tiene demanda mundial, por lo que esperamos que la actual administración municipal tenga la visión para terminar de echar a andar al Consejo Regulador. 

    OPCIÓN ORGÁNICA 

En medio de esta situación, también hay casos destacados de productores yucatecos que han encontrado un camino para poder aprovechar el interés que ha generado esta hortaliza, como el de la Cooperativa Kinchiles Habanero Orgánico, que inició operaciones en el 2007 con 10 socios y que actualmente trabajan en un área de poco más de dos hectáreas en el municipio de Kinchil.

En el lugar instalaron invernaderos en donde producen habanero rojo y naranja, ambos con procesos 100% orgánicos certificados, libres de pesticidas y eso permite vender el producto a un precio por lo menos cuatro veces más alto que el chile que no se cultiva a través de métodos orgánicos y que suele ser “muy fumigado” para combatir plagas. 

Pica con ganas

Federico May Cuitun, administrador único de la sociedad cooperativa Kinchiles, comentó que este tipo de variedad se está popularizando mucho en el mundo, pues además de que “pica con ganas” es “nutraseútico”, o sea que es un producto que nutre y cura, pues por la forma en como se produce, mantiene todas sus propiedades “organolépticas”, es decir su olor, color, temperatura, entre otros. 

La gran mayoría de los compradores de chile orgánico son de Estados Unidos y Europa, aunque también tienen clientes a quienes les venden tanto producto fresco, en pasta y también molido con sal, el cual comercializan a través de cubetas, y también venden algo de producto a tiendas locales que están relacionadas con el mercado orgánico. 

En ese sentido, May Cuitun indicó que si bien consolidar la denominación de origen para el chile habanero, sería positivo para quienes se dedican a su cultivo, en el caso de su cooperativa, no ha sido algo determinante para ir conquistando mercados dentro y fuera de las fronteras mexicanas. 

“Nuestra apuesta es el cultivo orgánico y eso es lo que nos ha permitido contar una historia que ya tiene 17 años. Claro que el hecho de que nuestras cajas tengan un sello o un holograma de certificación, pues sin duda es un plus para nuestro producto, pero nuestros clientes buscan y pagan por la calidad orgánica no por la denominación de origen”, finalizó.

Tomás Martín

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