El boom inmobiliario que se extendió al norte de Mérida ahora apunta al sur de la ciudad, en donde incluso este modelo de negocio empieza a causar un impacto a la Reserva Ecológica de Cuxtal, la principal reserva hídrica de la capital yucateca, de acuerdo con testimonios de ejidatarios de la zona.
Un grupo de ejidatarios de la comisaría de San Pedro Chimay, una comisaría de la Zona Sujeta a Conservación Ecológica “Reserva Cuxtal”, ha recabado evidencias desde hace varios meses, de cómo el negocio de los lotes de inversión, empezó a instalarse en ese punto de la ciudad, aun cuando se supone que las leyes federales, estatales y municipales prohíben ese tipo de uso de suelo en áreas naturales protegidas.
Según la información proporcionada por los ejidatarios, la zona impactada ya abarca poco más de 20 hectáreas de lo que se supone son terrenos forestales, protegidos por las leyes, pero que ahora forman parte de un nuevo proyecto de venta de los ya famosos lotes de inversión.
Señalan que, en este nuevo caso, la empresa involucrada, sería originaria de Quintana Roo, pues han documentado la presencia de varias camionetas en el “nuevo desarrollo” con placas de esa entidad.
No está permitida ninguna obra que sobre densifique a la Reserva
En redes sociales, la Reserva Ecológica Cuxtal advierte que no están permitidos los desarrollos inmobiliarios, fraccionamientos, ni ningún tipo de obra que sobre densifique, “ya que esta zona es vital para abastecer de agua al municipio de Mérida y debemos mantener sus condiciones”.
Un reporte del Ayuntamiento de Mérida indica que en 2021 interpuso 11 denuncias en contra de la construcción de infraestructura en zonas de la Reserva Ecológica de Cuxtal, de las cuales nueve fueron ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y dos ante la Secretaría de Desarrollo Sustentable.
Los principales problemas son cambios de uso de suelo, desmontes que se hacen para poner alguna casa, bodega o infraestructura de cualquier tipo.
Los socios del ejido entrevistados por 24 HORAS Yucatán comentan que los terrenos, ya incluso se están ofertando a precios de 55 mil pesos por predios ejidales de 400 metros cuadrados.
Otra situación que llamó mucho la atención, es que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ya les puso energía eléctrica a varios de esos lotes; los constructores usaron un documento de una asamblea en la comisaría ejidal, aunque los ejidatarios aseguran que nunca supieron de esa asamblea, ni fueron invitados.
Otra presunta anomalía, es que se perforaron pozos para extraer agua para los lotes, algunos trabajadores de la obra han comentado que sí hay agua potable, pero las fuentes señalan que no existe una red de la Junta de Agua Potable de Yucatán (JAPAY).
Sobre este tema, la maestra en políticas públicas y urbanas por la Universidad de Glasgow, Escocia, Graciela Carrillo, dijo que el sur de Mérida ha sido históricamente una zona olvidada, con menos inversión en infraestructura y servicios. Eso hace que la tierra sea más barata, pero también menos preparada para un desarrollo urbano acelerado.
Los desarrollo inmobiliarios llegan sin planificación
Advirtió que los lotes de inversión llegan a estas áreas, muchas veces sin la planificación adecuada y sin la infraestructura necesaria como calles, transporte, agua potable o electricidad.
“Esto genera varios problemas: primero, el crecimiento urbano desordenado crea áreas desconectadas, como islas que no están bien integradas al resto de la ciudad. Esto dificulta que el gobierno pueda ofrecer servicios básicos de manera eficiente y termina siendo más costoso para todos”, precisó
.
Además, continuó, este tipo de crecimiento impacta negativamente la movilidad, porque saturan aún más las calles ya congestionadas y complican la planeación de sistemas de transporte público efectivos.
“Los nuevos desarrollos no están mejorando la vida de los habitantes locales, están creando áreas que quedan desconectadas y con pocas oportunidades de crecimiento ordenado”, sostuvo.
Además, dijo, hay un impacto ambiental.
“Muchas de estas tierras en el sur, como las de la Reserva Cuxtal, son zonas forestales protegidas, y los desarrolladores están talando árboles y destruyendo áreas verdes que son cruciales para la sostenibilidad de la ciudad”, expresó.
También está el impacto que estos desarrollos tienen en las comunidades locales, especialmente comunidades indígenas, comentó la también consultora y académica del Centro de Investigación, Docencia y Análisis de Política Pública.
“Los lotes de inversión y el incremento en el valor de la tierra provocan un fenómeno de gentrificación, donde los habitantes originales se ven desplazados. Los precios de los terrenos y de las viviendas aumentan, y las familias locales, que han vivido en estas zonas por generaciones, no pueden competir económicamente”, apuntó
Durante un recorrido por la zona los vecinos manifestaron su preocupación, pues algunos de esos “lotes” incluso ya empezaron a ser ocupados y ya se observan trabajos para empezar a urbanizar la zona, lo que consideran que podría cambiar radicalmente su vida cotidiana.
De 20 en 20 se van a acabar el monte
Idelfonso Chalé Pech, quien vive en esa comisaría indicó que como es lógico, hay preocupación de que en San Pedro Chimay, suceda lo que ha pasado con otras comisarías del norte de Mérida como Temozón, Chablekal y recientemente Santa Gertrudis Copó, en donde los desarrollos inmobiliarios han encarecido los precios de los productos y servicios básicos y provocado problemas de movilidad y suministro de agua potable.
Por su lado, Adalberto Cimé Herrera, declaró a 24 Horas que esperan que las autoridades investiguen cómo es que hoy se están lotificando terrenos en esa comisaría que se supone pertenece a una Reserva Ecológica y en todo caso si no se tienen los permisos correspondientes, pues actuar en consecuencia.
Asimismo, Raúl Humberto Nah, manifestó que “este caso debe de llamar la atención de las autoridades de todos los niveles, que se pongan las pilas porque hoy fueron 20 hectáreas como comentas, y mañana serán otras 20 y de 20 en 20 vamos a ver como se acaba con el monte, como ha sucedido ya en otras zonas de la ciudad”.
Por Tomás Martín