Ángel (nombre modificado a petición del entrevistado) vivía en un caos emocional constante antes de recibir su diagnóstico. Su mente era un remolino de preguntas sin respuestas claras, impulsada por emociones intensas que no lograba comprender.
A los 31 años, una serie de crisis lo llevó a buscar ayuda profesional. Fue en la consulta del psiquiatra donde finalmente le diagnosticaron Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
Desde entonces, su lucha ha sido constante, no solo por entender su trastorno, sino también por encontrar un equilibrio en un sistema de salud mental que, en Yucatán, deja mucho que desear, según su propio testimonio.
Ángel cuenta su experiencia a 24 HORAS Yucatán sobre cómo las personas con TLP viven su día a día, cómo perciben el mundo y el impacto emocional que sufren, así como las barreras que encuentran al buscar atención adecuada.
“No me conocía como me conozco hoy en día. Vivía de emociones intensas y desreguladas, experimentando altibajos que parecían interminables”, compartió.
Su camino hacia la comprensión comenzó cuando decidió buscar ayuda profesional. Tras varias crisis, acudió a un psicólogo, quien lo canalizó a un psiquiatra. “Me di cuenta de que a veces llegamos a un límite, ya sea por un evento catastrófico o por la simple necesidad de mejorar. El diagnóstico me ayudó a entender mis vivencias y el entorno que me rodeaba”, comentó.
El diagnóstico de TLP fue más que una etiqueta; para Ángel, fue el primer paso hacia la autocomprensión. A través de su experiencia, ha aprendido que vivir con este trastorno implica reconocer y gestionar emociones complejas. “Uno de los síntomas más difíciles de manejar es la rapidez con la que puedo pasar de la felicidad a la tristeza, sin transitar por los matices. Aprender a encontrar una paz interna es un trabajo constante”, explicó.
Ante la falta de recursos económicos para tratarse con un especialista privado, recurre al sistema de salud público, que en ciertos aspectos “es deplorable debido a la falta de medicamentos y a instalaciones no aptas para tratar estos trastornos. Aun así, no todo es negativo”.
Ha acudido al psiquiátrico de Yucatán y puede afirmar: “ha sido una experiencia; ni buena ni mala, simplemente una experiencia que te deja un aprendizaje más allá del lugar donde te tratan”.
Ángel señala que el acceso a medicamentos y a instalaciones adecuadas es limitado. Sin embargo, reconoce que es vital rodearse de personas que te apoyen y de entornos que realcen tus emociones positivas.
“Es importante buscar lo bueno donde otros no lo ven… A pesar de ello, uno busca apoyo o crea una red de apoyo entre familiares y amigos, y te das cuenta de que la opción está en ti: buscar entornos que favorezcan tus emociones positivas en lugar de enfocarte en la supervivencia”, señala.
Ángel comparte un consejo fundamental para quienes enfrentan dificultades emocionales: buscar ayuda profesional, incluso cuando no se esté totalmente convencido. “Mi recomendación es que, aunque uno no esté de acuerdo con ir al psicólogo o psiquiatra, el simple hecho de tener una experiencia más, de buscar una opción para mejorar, te puede ayudar a ver las cosas de otra manera”, reflexiona. En su caso, acudir a terapia ha sido beneficioso, brindándole una nueva perspectiva sobre su vida y emociones.
Para Ángel, el enfoque en uno mismo es clave. Establecer objetivos personales y rodearse de entornos agradables, donde prevalezcan emociones positivas, ha sido parte de su proceso de sanación. La importancia de ser selectivo en las decisiones que afectan el bienestar no puede ser subestimada. En este sentido, destaca el papel crucial de la familia y los amigos. “La familia y los amigos son tu primera red de apoyo, a la cual puedes acudir para mejorar, al menos para que alguien te escuche y puedas hablar”, menciona.
¿Qué es el TLP?
De acuerdo con un artículo de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM, el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), también conocido como trastorno borderline, es una condición mental caracterizada por emociones inestables y patrones de comportamiento impulsivo.
Las personas que lo padecen experimentan altibajos emocionales extremos, fluctuando entre la idealización y la devaluación de los demás. Esta inestabilidad afecta sus relaciones interpersonales y su vida diaria, provocando conflictos frecuentes y dificultades para mantener un tratamiento médico constante.
Según la académica Refugio de María González de la Vega, de la UNAM, quienes padecen TLP pueden presentar conductas extremas como ataques de ira, conductas erráticas o compulsivas, e incluso hipocondría. Estas personas suelen rechazar los tratamientos médicos o psicológicos, lo que complica aún más su recuperación. Además, su inestabilidad emocional los coloca en situaciones de riesgo, como el abuso de sustancias o comportamientos autodestructivos.
El tratamiento del TLP es complejo, ya que se trata de una afección multifactorial con causas genéticas, familiares y ambientales. Se recomienda que los familiares de los pacientes participen activamente en el tratamiento, ya que son un pilar fundamental para su bienestar emocional y su recuperación.
Abraham Bote Tun