La infraestructura peatonal en Mérida enfrenta deficiencias, como falta de banquetas o sin continuidad, así como cruceros sin señalización adecuada, especialmente en las zonas periféricas y comisarías, lo que obliga a los transeúntes a caminar sorteando automotores, situación ya cobró la vida de 21 personas en lo que del año.
Lo anterior de acuerdo con expertos y el Instituto Municipal de Planeación (Implan), el cual precisa que la expansión urbana ha creado desarrollos habitacionales en la periferia sin una infraestructura peatonal adecuada.
Un estudio del Implan señala que las aceras son discontinuas, obstruidas por mobiliario urbano o infraestructura, y presentan problemas de diseño que dificultan la movilidad segura. Además, se ha identificado una falta de accesibilidad universal y cruces peatonales seguros, factores que agravan el problema para los ciudadanos que deben transitar a pie.
En entrevista con 24 HORAS Yucatán, el auditor vial René Flores Ayora dijo que, de acuerdo con sus registros, la mayoría de las víctimas mortales son personas de entre 60 y 70 años de edad.
“Los peatones de 70 años y más, cruzan más lento, su velocidad es +- 1.3 mts por segundo, mientras que en los jóvenes está entre los 1.30 y 1.60 mts por segundo, aunado a qué su agudeza visual es muy pobre y no alcanzan a ver los vehículos, por ejemplo en el Periférico, donde los autos circulan a 80 km por hora”, explicó.
El año pasado, de enero a septiembre, 30 peatones perdieron la vida por falta de infraestructura vial, según el especialista.
En tanto, la especialista en movilidad Graciela Carrillo dijo que las decisiones de las autoridades priorizan la fluidez vehicular sobre la seguridad de las personas.
Asimismo, cuestionó la eliminación de un paso peatonal a la altura de la plaza The Harbor y en su lugar se pintaron rayas amarillas y se colocaron luces de paso que no tienen visibilidad.
Expuso que uno de los errores en la infraestructura peatonal es la eliminación del paso elevado tipo “table top” o “de mesa de velocidad”, el cual era una solución efectiva para reducir la velocidad de los vehículos y garantizar la seguridad de los peatones.
En un recorrido por colonias al norte de Mérida se observó la falta de banquetas, vecinos y peatones compartieron sus experiencias. María Ordoñez, por ejemplo, residente de Francisco de Montejo, mencionó que “desde hace años caminamos por la orilla de la calle, esquivando coches que pasan a gran velocidad”.
De acuerdo con el Instituto Municipal de Planeación (Implan) la infraestructura peatonal de Mérida tiene deficiencias que afectan la seguridad y movilidad de los peatones en colonias y comisarías de Mérida, obligándolos a desplazarse por áreas compartidas con vehículos motorizados.
El documento precisa que este problema se concentra en los asentamientos periféricos y comisarías, donde las banquetas son insuficientes o inexistentes, exponiendo a los peatones a riesgos adicionales.
Los estudios del Implan señalan que la expansión urbana ha creado desarrollos habitacionales en la periferia sin una infraestructura peatonal adecuada.
Las aceras son discontinuas, obstruidas por mobiliario urbano o infraestructura, y presentan problemas de diseño que dificultan la movilidad segura.
Además, se ha identificado una falta de accesibilidad universal y cruces peatonales seguros, factores que agravan el problema para los ciudadanos que deben transitar a pie.
El informe subraya que en las zonas suburbanas cercanas al periférico, así como en comisarías, la conectividad peatonal es limitada, lo que representa un desafío diario para miles de personas. En contraste, el centro histórico de Mérida presenta mejores condiciones para el tránsito peatonal, aunque las zonas más alejadas enfrentan serias dificultades.
El Implan destaca que las condiciones climáticas de Mérida, como el calor extremo y la lluvia, hacen más crítica la falta de elementos que protejan a los peatones, como sombras o refugios.
A esto se suma la ausencia de infraestructura ciclista en las mismas áreas donde no hay banquetas, lo que aumenta los riesgos de accidentes entre peatones, ciclistas y vehículos.
En las comisarías, los habitantes enfrentan además la falta de transporte público en ciertos horarios, lo que los obliga a utilizar medios informales como tricimotos, que circulan sin medidas de seguridad en vías de alto riesgo.
Esta situación expone a los usuarios a peligros adicionales, especialmente en caminos rurales y carreteras.
El Instituto Municipal de Planeación enfatiza la necesidad de implementar soluciones urgentes para mejorar la movilidad en estas áreas, incluyendo la construcción de banquetas y cruces peatonales, así como la creación de infraestructura adecuada para peatones y ciclistas en las colonias periféricas y comisarías.
Por su parte, Graciela Carrillo, especialista en movilidad, expuso que uno de los errores en la infraestructura peatonal es la eliminación del paso elevado tipo “table top” o “de mesa de velocidad”, el cual era una solución efectiva para reducir la velocidad de los vehículos y garantizar la seguridad de los peatones a la altura de la plaza The Harbor.
“Este tipo de estructuras obligan a los conductores a reducir la velocidad. Al ser continuas al nivel de la banqueta, son especialmente útiles para personas con movilidad reducida o quienes empujan carritos de bebé”, explicó Carrillo.
En lugar de esta estructura, las autoridades optaron por pintar rayas amarillas en el pavimento y colocar luces de advertencia en los extremos de la calle, lo que para la ingeniera resulta insuficiente:
“No es un semáforo peatonal, y esas luces no son fácilmente visibles en todas las condiciones. Sin un cambio físico que obligue a reducir la velocidad, sigue siendo peligroso para los peatones”.
Carrillo subrayó que la eliminación del paso elevado obedeció al deseo de las autoridades de agilizar el flujo vehicular: “Siguen pensando que lo más importante es mover coches, no personas. Pero las calles no son solo para los autos”, criticó.
Aclaró que la pintura no es infraestructura y que una excesiva señalización es indicativa de un mal diseño urbano.
Durante un recorrido realizado por 24 HORAS Yucatán pudo constatarse que existe banquetas en mal estado, incluso en zonas escolares o comerciales en donde el flujo peatonal es considerable.
“Tenemos que bajarnos de la escarpa”, lamentó una madre de familia luego de recoger a su pequeño en una escuela de la zona. “Además, son muy angostas con trabajo y cabemos para caminar y hay que sortear los obstáculos”, criticó.
Y es que además de que varias de estas estructuras están cuarteadas por los años y la falta de mantenimiento, hay terrenos baldíos cuya maleza dificulta todavía más el tránsito de las personas, obligándolas a caminar por el arroyo vehicular.
Aunado a esta situación, el paso peatonal elevado que recientemente fue retirado de la carretera Mérida-Progreso, justo a la altura de plaza Harbor, representa un riesgo para quienes cruzan esa avenida por la que vehículos circulan a velocidades considerables.
“Varias veces ya me pasaron a atropellar”, mencionó Fernanda Zúñiga luego de descender de un transporte Va y ven. Ella diariamente cruza dicha arteria; y aunque apriete el botón para hacerlo, los conductores rara vez respetan la indicación.
“Muchos no saben, no entienden para que sirve; y como no ven el clásico paso peatonal, pues se les hace fácil seguir de largo. Aquí nadie está acostumbrado al uso de estos pasos cebra y menos a las luces para que alguien cruce”, lamentó.
María Ordoñez, por ejemplo, residente de Francisco de Montejo, mencionó que “desde hace años caminamos por la orilla de la calle, esquivando coches que pasan a gran velocidad”.
Asimismo, José Manuel Ricalde, vecino de Los Héroes, relató un accidente que sufrió su hijo al caerse mientras caminaba por una zona sin banquetas: “Se tropezó en la grava y terminó con una lesión en el brazo”.
Los peatones y residentes de estas colonias sugieren soluciones simples, como la construcción de banquetas más amplias y la instalación de señalizaciones peatonales visibles. Sin embargo, muchos coinciden en que es fundamental que el gobierno priorice la seguridad de los peatones por encima de la fluidez vehicular.