La seguridad, la riqueza gastronómica y las profundas raíces culturales mayas son las tres principales razones de orgullo para los yucatecos, quienes las defienden ante las críticas, según yucatecos y expertos entrevistados por 24 HORAS Yucatán.
Yucatán se mantiene como la entidad más segura del país, con una tasa de 85.93 delitos por cada 100 mil habitantes, según el informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Esta cifra es significativamente menor a la media nacional de 809.96.
En cuanto a homicidios dolosos, Yucatán presenta una tasa de 0.85 casos por cada 100 mil habitantes, nueve veces menor a la media nacional de 8.96.
Para María Elena Sabido, madre de familia, la seguridad es lo que más la hace sentir orgullosa de vivir en Yucatán:
“Aquí podemos salir de noche sin temor, y eso no se puede hacer en cualquier lugar. Estoy muy agradecida con el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Luis Felipe Saidén Ojeda, por el trabajo que ha hecho para mantenernos seguros”, afirmó.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el 77.97% de los yucatecos mayores de 18 años se sienten seguros, cifra muy superior al promedio nacional del 40.4%.
Actualmente, la cocina yucateca se consolida como una de las más variadas y emblemáticas de México, acumulando premios por la calidad y el sabor de sus platillos.
En 2013, fue nombrada Patrimonio Cultural Intangible de Yucatán y, en 2019, Mérida fue reconocida por la UNESCO como parte de su Red de Ciudades Creativas en la categoría de gastronomía. Eliodoro Bacab, un vendedor de cochinita, compartió que la gastronomía es su mayor motivo de orgullo:
“Nuestra comida es conocida y apreciada en todo el país y más allá. No hay nada como la cochinita, los panuchos o los salbutes; y saber que formamos parte de esa herencia es un honor”, comentó.
Los yucatecos también se sienten orgullosos de que la cultura maya sea reconocida por sus aportaciones en la arquitectura, astronomía, matemáticas, medicina y escritura, entre otras áreas.
El Castillo de Chichén Itzá es una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno y la UNESCO lo reconoce como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
En el mercado Lucas de Gálvez, Rosa Chablé, vendedora de frutas, expresó que su orgullo radica en la cultura maya:
“El mundo nos admira por nuestras tradiciones, zonas arqueológicas y lenguas. Aunque ha pasado mucho tiempo, seguimos conectados con esas raíces”, señaló.
En 1993, el poeta Fernando Espejo Méndez abordó el tema en su conferencia El orgullo de ser yucateco :
“El hipil, la forma y el acento al hablar, las tradiciones y costumbres son algunas de las características que nos identifican como yucatecos. Sin embargo, estamos unidos por algo más que no se puede explicar y que nos hace sentirnos diferentes al resto de las personas”, afirmó en ese entonces.
Para Espejo Méndez, el orgullo yucateco se nutre de la conexión emocional que los habitantes desarrollan con su tierra y su cultura. El orgullo por las raíces yucatecas fortalece la cohesión social y preserva las tradiciones.
No obstante, el antropólogo Miguel Ángel Castro advierte que, cuando se exagera, puede generar actitudes excluyentes hacia los foráneos. Esta exaltación de lo local, señala, puede convertirse en una barrera para la inclusión.
“Sentirse orgulloso de las raíces yucatecas refuerza la cohesión social y permite a los individuos encontrar un sentido de pertenencia y significado en su entorno. Esto se ve reflejado en el apego a sus tradiciones, su gastronomía y su historia”, explica el antropólogo social Miguel Ángel Castro, experto en identidad y cultura regional en entrevista con 24 HORAS Yucatán .
Sin embargo, Castro advierte que este orgullo, cuando se lleva al extremo, puede generar efectos no deseados, como racismo y xenofobia.
“La idea de que ser yucateco es algo ‘especial’ o que las diferencias del resto del país pueden alimentar actitudes excluyentes. Un ejemplo de esto es la reacción de indignación ante situaciones que se perciben como ataques a la cultura local, como la controversia de las tortas de cochinita con mayonesa”, señala el experto.
Para el investigador, casos como este, sumados a las imprecisiones en campañas de marketing que muestran desconocimiento de la cultura yucateca, son percibidos como afrentas a una identidad profundamente arraigada.
“El problema surge cuando la identidad se utiliza para excluir o para discriminar a quienes no cumplen con ciertos estereotipos o formas de ser yucateco. Esto puede derivar en actitudes de rechazo hacia los ‘foráneos’, que no siempre son bien recibidos en comunidades donde el orgullo por lo propio se convierte en una barrera”, advierte el experto.
“No hay nada más reconfortante que una sopa de lima; o algo tan bueno al final de una fiesta como una torta de cochinita. Desde las cebollitas de ixil, el tauch y nuestros recados, somos un referente nacional”, Valentina restaurante Nol.
Santamaría, chef del “Hace años era otra cosa Mérida, toda la gente se conocía porque era una ciudad más pequeña. De todos modos Yucatán es un estado muy seguro al que me siento orgullosa de pertenecer; y bienvenidas sean las personas que lo eligen como su lugar de residencia”, Olga Herrera, yucateca.
“Los yucatecos siempre estamos dispuestos a ayudar, creo que es algo que viene desde las civilizaciones antiguas, somos gente muy tranquila y educada. Eso es lo que me hace sentir más orgulloso de ser de acá”, Rusell Briceño, yucateco.