La industria de la construcción tiene que optimizar recursos y adaptar las innovaciones a las condiciones específicas de Yucatán para lograr obras de calidad y seguridad, afirmó Raúl Asís Monforte González, presidente estatal de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

Durante la firma del convenio de colaboración entre la CMIC Yucatán y la Asociación Nacional de los Laboratorios Independientes al Servicio de la Construcción (ANALISEC), el directivo señaló que si bien es valioso incorporar avances de otras regiones y países, es esencial “tropicalizarlos” para que sean efectivos en el entorno yucateco.

“La tendencia global hacia la sostenibilidad nos impulsa a utilizar materiales de nuestra región. Mientras más cercanos estén los materiales al lugar donde se emplearán, menor será el impacto ambiental en términos de transporte, consumo de combustible y emisiones de gases de efecto invernadero”, explicó. 

Por ejemplo, el uso de piedra caliza, abundante en Yucatán, no solo reduce los costos de traslado sino que también aprovecha las propiedades térmicas naturales del material, contribuyendo a edificaciones más frescas y eficientes energéticamente.

Sin embargo, reconoció que en ciertos proyectos será necesario importar materiales de otros lugares. 

“Siempre que estos materiales ofrezcan ventajas competitivas significativas en calidad, seguridad y desempeño, su incorporación es válida. La clave está en equilibrar la modernización con la regionalización, asegurando que la industria avance sin perder de vista las necesidades y particularidades locales”, afirmó.

Evolución constante y capacitación continua

Monforte González enfatizó en que la industria de la construcción está en permanente evolución, tanto en materiales como en técnicas. 

La introducción de nuevos materiales, como concretos de alto desempeño, sistemas de aislamiento térmico avanzados y tecnologías de construcción modular, requiere que los métodos tradicionales se adapten. 

“Esto implica una necesidad constante de capacitación para nuestros trabajadores”, señaló.

“Un albañil que antes solo utilizaba bloques de concreto ahora puede enfrentarse a la instalación de paneles prefabricados o sistemas constructivos más complejos. Esto no solo requiere nuevas habilidades, sino también el manejo de herramientas especializadas y comprensión de nuevos procedimientos”, explicó. 

Por ello, la CMIC, a través de su Instituto de Capacitación y su Instituto Tecnológico de la Construcción, se esfuerza por mantenerse actualizado y ofrecer certificaciones en las técnicas y prácticas más innovadoras del sector.

El papel fundamental de los laboratorios.

Uno de los aspectos más destacados del convenio es la participación activa de los laboratorios de control de calidad en los procesos constructivos. “Los laboratorios son aliados estratégicos para las empresas constructoras. Nos acompañan desde el inicio de los proyectos, asegurando que se cumplen todas las normativas de calidad y seguridad”, afirmó Monforte.

Estos laboratorios se encargan de verificar que los materiales utilizados, como acero, concreto y agregados, cumplan con las especificaciones técnicas requeridas. “Su labor garantiza que las obras sean modernas, seguras y confiables. Además, contribuye a la innovación al probar y validar nuevos materiales y técnicas que pueden implementarse en futuros proyectos”, añadió.

La colaboración entre la CMIC y la ANALISEC fortalecerá el aseguramiento de la calidad en todas las etapas del proceso constructivo. “Desde las pruebas en laboratorio que certifican la resistencia y durabilidad de un material, hasta las inspecciones en campo que verifican su correcta aplicación, este trabajo conjunto eleva el estándar de nuestras construcciones”, destacó.

Innovación tecnológica y sostenibilidad

Monforte González también se refirió a la adopción de nuevas tecnologías en la industria, como maquinaria eléctrica y sistemas semi-robotizados que están comenzando a sustituir a las máquinas tradicionales de diésel. “Aunque esta transición es aún incipiente, está alineada con los esfuerzos globales para reducir la huella de carbono en el sector de la construcción”, subrayó.

El uso de maquinaria eléctrica no solo disminuye las emisiones de gases contaminantes, sino que también reduce el ruido y mejora las condiciones laborales en las obras. “La implementación de estas tecnologías representa una oportunidad para modernizar la industria y hacerla más sostenible y eficiente”, enfatizó.

Además, mencionó la importancia de integrar prácticas de construcción verde, como la instalación de sistemas de energía solar, la recolección de agua de lluvia y el diseño bioclimático. “Estas iniciativas no solo benefician al medio ambiente, sino que también aportan valor agregado a las edificaciones y mejoran la calidad de vida de sus ocupantes”, dijo.

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