El viernes 13 comenzó con una serie de pequeños pero significativos percances. Primero, me olvidé las llaves de casa.
Luego, un compañero pasó rápidamente y, en un acto involuntario, tiró un refresco servido en un vaso de unicel sobre mi camisa blanca de secundaria, dejando una enorme mancha en el pecho.
Para rematar, perdí el dinero del pasaje del camión y, por supuesto, las llaves de mi casa seguían extraviadas.
A primera vista, estos incidentes parecían ser una combinación perfecta para un día de mala suerte. Siempre atribuí estas desventuras a la creencia común en que el viernes 13 es un día “maldito”. Según las leyendas urbanas y los comentarios de amigos y medios de comunicación, este día parecía ser propenso a la desgracia.
De niño, tenía un miedo palpable a los viernes 13. Evitaba escaleras, huía de los gatos negros y todo lo relacionado con este día me generaba pavor.
Esta aversión no provenía de una comprensión racional, sino de la influencia de lo que escuchaba y veía en la televisión y en las conversaciones con amigos que consideraba sabios.
Años después, descubrí que la verdadera causa detrás de mis problemas no era la superstición del viernes 13, sino una condición que afectaba mi percepción y manejo del tiempo y las prioridades: el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Esta revelación cambió mi perspectiva sobre lo que consideraba mala suerte.
La historia detrás del miedo al viernes 13
El miedo al viernes 13 tiene profundas raíces históricas y culturales. En la tradición cristiana, se cree que el viernes es un día de mala suerte debido a la crucifixión de Jesucristo.
Además, la Última Cena, donde Jesús estaba acompañado por 12 apóstoles, con Judas Iscariote siendo el traidor, ha contribuido a la idea de que tener 13 personas en una reunión es de mala suerte. Esta asociación se intensifica cuando el 13 cae en viernes, reforzando el mal augurio.
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— ABC Digital (@ABCDigital) November 13, 2020
🧐 Y muchas, muchísimas personas alrededor del mundo son el doble de cuidadosas con lo que harán en este día.
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Históricamente, el viernes 13 también está vinculado con eventos trágicos, como la persecución de los Caballeros Templarios en 1307. Este evento histórico consolidó aún más la reputación del día como uno de desgracia y mala suerte.
Supersticiones y creencias populares
El número 13 ha sido considerado de mala suerte en muchas culturas, debido a su contraste con el número 12, que es visto como un número completo y perfecto.
La ausencia del número 13 en algunos edificios y aviones refleja esta superstición. Además, la combinación de este número con el viernes, un día tradicionalmente asociado con el arrepentimiento en la cultura cristiana, ha contribuido a su reputación negativa.
En la cultura popular, el viernes 13 ha sido intensificado por películas de terror y leyendas urbanas. La serie de películas “Friday the 13th” ha reforzado la percepción de este día como particularmente desafortunado, perpetuando la superstición en la mente colectiva.
A pesar de las creencias negativas, algunos expertos sugieren que las supersticiones como la del viernes 13 pueden tener efectos psicológicos positivos. Rebecca Borah, profesora de inglés en la Universidad de Cincinnati, argumenta que las supersticiones proporcionan un sentido de orden y control en un mundo incierto.
La preocupación por las supersticiones puede hacer que las personas eviten riesgos y se preparen mejor para imprevistos, lo que podría contribuir a una mayor sensación de seguridad.
Por otro lado, Stuart Vyse, profesor de psicología, señala que las supersticiones pueden ser improductivas y fomentar miedos irracionales. La creencia en el viernes 13 y su asociación con la mala suerte puede transmitir un sentido de fatalismo, que no necesariamente refleja la realidad del día.
Aunque sus orígenes están profundamente arraigados en la historia y la cultura, es importante considerar cómo estas creencias pueden afectar nuestra percepción de la suerte y la manera en que manejamos nuestros temores.