El Gobierno del Estado de Yucatán creó un Fideicomiso para la Conservación de la Biodiversidad, un instrumento que busca gestionar y administrar recursos para la protección, conservación y manejo sustentable de áreas naturales protegidas y ecosistemas de alto valor en el estado. 

Uno de sus puntos clave es la prevención de desastres naturales y contingencias ambientales, según el documento publicado en el Diario Oficial del Gobierno del Estado. 

Esta iniciativa surge como una respuesta a los desafíos que el cambio climático impone a la región, especialmente en áreas vulnerables como las zonas naturales protegidas. 

El control y manejo de incendios forestales, junto con la implementación de medidas para mitigar los efectos de sequías, ciclones y otros fenómenos climáticos, son elementos importantes de esta estrategia.

A través del fideicomiso, se busca dotar a las áreas naturales protegidas de recursos y herramientas necesarias para prevenir y controlar estos incendios, evitando así daños irreversibles en el medio ambiente. 

Además, se pretende proteger las fuentes de agua y la cobertura vegetal, esenciales para la salud de los ecosistemas y la vida humana.

Este instrumento también considera la ejecución de obras que mitiguen los impactos de sequías prolongadas, un problema que afecta tanto a la biodiversidad como a la economía local, particularmente en las actividades agrícolas. 

El uso eficiente del agua y la protección de los recursos hídricos son prioridades en esta línea de acción, con el objetivo de reducir los efectos adversos de la sequía sobre las comunidades y el medio ambiente.

Asimismo, la región de Yucatán, expuesta a ciclones y tormentas tropicales, requiere una planificación que permita minimizar los riesgos y daños ocasionados por estos fenómenos. 

El fideicomiso incluye entre sus prioridades la construcción de infraestructura resiliente, el desarrollo de sistemas de alerta temprana y la reubicación de habitantes en zonas de riesgo, todo con el fin de salvaguardar vidas humanas y preservar el entorno natural.

Esta combinación de prevención y planificación a largo plazo refleja un enfoque integral que busca enfrentar los efectos del cambio climático en Yucatán, fortaleciendo la capacidad de la región para adaptarse y resistir ante los desastres naturales.

El patrimonio del fideicomiso estará compuesto por la aportación inicial que realice el Gobierno del Estado de Yucatán, junto con otros recursos que se le asignen anualmente, donaciones, y un porcentaje de la recaudación de impuestos sobre emisiones contaminantes.

Este instrumento se financiará principalmente a través de los impuestos relacionados con la emisión de gases a la atmósfera y contaminantes al suelo, subsuelo y agua. 

Este marco fiscal ya está previsto en la Ley General de Hacienda del Estado de Yucatán, donde se establece que los ingresos por dichos conceptos se utilizarán para actividades como la protección del medio ambiente y la mejora de la calidad de vida de la población. 

En los primeros cinco años, los porcentajes de recaudación destinados al fideicomiso irán incrementando gradualmente: 5% en el primer año, 7% en el segundo, hasta llegar al 20% a partir del quinto año.

También busca apoyar programas tanto públicos como privados que promuevan el manejo sustentable de las áreas naturales. 

Además, está diseñado para fomentar actividades de protección de la biodiversidad y proporcionar financiamiento a proyectos que favorezcan la conservación, restauración y uso sostenible de los recursos naturales. 

Los recursos del fideicomiso también se destinarán a acciones preventivas y de control de la contaminación, así como a proyectos de mitigación y adaptación ante los efectos del cambio climático.

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