Un nuevo factor contaminante se ha sumado a las obras del tramo 5 sur del Tren Maya con el derrame de diésel en una bóveda del sistema subterráneo Aktun T’uyul.
Además, en la caverna Oppenheimer, se han retirado las “hamacas” colocadas cerca de los pilotes, con las que se pretendía contener el vertimiento del combustible en el agua.
Así lo expuso Gemma Santana, miembro de la organización civil Sélvame del Tren, que denunció el derrame y ha expuesto en redes sociales varios videos que evidencian la contaminación del sistema cavernoso.
Derrame en un lugar hermoso
El jueves, 22 de agosto, Gemma Santana expuso que en la caverna Oppenheimer ya no estaban las “hamacas” colocadas cerca de los pilotes y que el agua se veía aceitosa y turbia.
“No hay necesidad, este es un lugar hermoso donde podríamos impulsar el turismo de conservación, el ecoturismo”, señaló.
“México tiene muchas maravillas. Entonces, es indispensable que paren esto, son más de 20 mil pilotes en el tramo y en la caverna Oppenheimer hay 42. Podemos evitar más destrucción”, dijo.
Por su parte, José Urbina Bravo, integrante de Sélvame del Tren, expuso que “el combustible proviene de las maquinarias que trabajan en el proyecto”,
“Las cuales perforan el ecosistema para colocar los pilotes y vestirlos, pero por la porosidad del suelo kárstico que tenemos se filtra directamente al acuífero”, dijo.
Una denuncia de los integrantes de la agrupación sobre la contaminación por diésel en la zona fue el 19 de agosto.
A través de un video en el que se encontraban en una parte de la cueva Oppenheimer, que es cerrada.
Y en la que describen que el olor del combustible era muy fuerte, provocando náuseas e irritación en los ojos.
Cambios de las cavernas
Urbina Bravo recordó que en la mayoría de las 124 cuevas y cenotes donde han detectado afectaciones por el proyecto ferroviario hay estalactitas, espeleotemas.
Además de otras formaciones, e insistió en que en algunas de estas se percibe ya un cambio de temperatura.
Así como “un sedimento fangoso producto de la perforación de los pilotes y derramamiento de sustancias tóxicas para el ecosistema”.
Agregó que las afectaciones y señalamientos que han hecho se replican en casi todo el trazo del tramo, pero además se multiplican.
Pues la posible contaminación por diésel, dijo, “no estaba contemplada en la Manifestación de Impacto Ambiental”.
Es decir, que las autoridades federales presentaron al Juez Primero de Distrito, con sede en Mérida, donde se lleva a cabo el juicio de amparo contra el tramo 5 sur del Tren Maya.
Agua más turbia
Por último, detalló que han visto que en la corriente abajo del paso del tren hacia la costa hay muchos lugares en los que el agua se ha vuelto más turbia, ya sea por sedimentos, por el cemento, aceite y/o combustible.
“Está sucediendo, no es un incidente aislado, es una consecuencia de la obra, un daño irreversible y no hay forma de condonarlo; es un crimen medioambiental. Es impactante, estamos contaminando el agua, ya no es potable y nos va a alcanzar a todos”, subrayó.
El tramo 5 sur tiene 67.7 kilómetros de extensión y se pretende que el 60% de la vía sea un viaducto elevado para proteger el suelo, los ríos subterráneos y cenotes.
Numeralia y cita:
124 cuevas y cenotes han detectado con afectaciones por el proyecto ferroviario.
El combustible proviene de las maquinarias que trabajan en el proyecto, las cuales perforan el ecosistema para colocar los pilotes y vestirlos, pero por la porosidad del suelo kárstico que tenemos se filtra directamente al acuífero”, José Urbina Bravo, Buzo y activista ambiental