La Amazonía brasileña está viviendo uno de los peores años en cuanto a incendios forestales en las últimas dos décadas.
Desde el inicio del año hasta el 13 de agosto, se han registrado 37,835 incendios en la región, cifra que duplica los 17,912 incidentes reportados durante el mismo período en 2023, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). Este aumento marca un nuevo récord en la serie histórica que se compila desde 1998.
El año en curso ha visto un incremento del 111% en la cantidad de incendios en comparación con el año anterior. Este aumento en la frecuencia y severidad de los incendios solo ha sido superado en los años más críticos como 2005, 2004 y 2003, cuando se registraron los números más altos desde que se empezaron a recopilar datos.
El humo de los incendios ha comenzado a afectar a la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas y hogar de dos millones de habitantes. La calidad del aire ha empeorado tanto que el instituto de investigaciones Fiocruz Amazonia ha recomendado el uso de mascarillas con filtros especiales, especialmente para personas con enfermedades respiratorias preexistentes.
Jesem Orellana, epidemiólogo de Fiocruz Amazonia, expresó su preocupación sobre el impacto prolongado de la exposición al humo: “Lo que más preocupa este año en relación con los anteriores es que no se sabe con certeza si lo que está sucediendo es una anticipación del período crítico o si, este año, tendremos un período más largo de exposición al humo tóxico. Sería algo inusitado y extremadamente preocupante, pues alargaría el sufrimiento de la población y traería consecuencias mucho peores.”
Sequías y cambio climático
La temporada seca actual está siendo más severa que la del año pasado, cuando la región experimentó una sequía histórica entre junio y noviembre. Las condiciones secas y cálidas fomentan los incendios forestales, que también están afectando al Pantanal, el mayor humedal tropical del mundo, ubicado al sur de la Amazonía. Los científicos han vinculado estos fenómenos extremos con el calentamiento global, que intensifica las condiciones meteorológicas propensas a incendios.
AFP