En el escenario de los Juegos Olímpicos de París 2024, Lucía Yépez, conocida como la ‘Tigra’ de plata, dejó una huella imborrable al conquistar la medalla de plata en la categoría de 53 kilos de lucha libre. Aunque la luchadora ecuatoriana perdió con claridad en la final ante la implacable Akari Fujinami, su desempeño en el torneo fue destacado y su plata es un símbolo de los sacrificios y esfuerzos que ha hecho para llegar a la cima.
Yépez, la primera medallista ecuatoriana en lucha olímpica, mostró su fortaleza al superar con claridad a sus tres rivales previas. Sin embargo, en la final se encontró con la formidable competencia de Fujinami, quien, con solo 20 años, ya era doble campeona mundial y se consagró como campeona olímpica con una victoria contundente de 10-0 en el estadio Campo de Marte.
A pesar de la derrota, la plata de Yépez es la octava medalla olímpica para Ecuador y la tercera en estos Juegos. “Ecuador está brillando muchísimo”, expresó Yépez con orgullo. La luchadora, que ya había ganado un bronce en el Mundial de Belgrado en 2023, destacó el significado de su logro: “Ahora soy medallista olímpica, y lo puedo decir con mucho orgullo porque me costó mucho esfuerzo”.
Yépez también celebró su éxito con Fujinami en el centro del colchón, ambas arrodilladas y abrazadas bajo los aplausos del público. “Siempre me gusta celebrar con mis rivales, porque sé que todos nos esforzamos mucho”, comentó. La luchadora añadió que Japón es la élite en lucha y expresó su deseo de entrenar allí en el futuro.
A sus 23 años, Yépez recordó sus humildes comienzos en la provincia ecuatoriana de Los Ríos y los sacrificios realizados para alcanzar su sueño olímpico. “A veces no tenía recursos para entrenar. Me tocaba lavar zapatos, vender lápices en la escuela o irme a dedo a entrenar”, explicó.
En un emotivo momento, un video del Comité Olímpico Ecuatoriano mostró la alegría de Yépez al llamar a su madre para anunciarle la medalla ganada. “¡Mamá, lo logramos! Soy medallista olímpica”, dijo con entusiasmo. “Ya no vas a tener que trabajar y te voy a comprar la casa de tus sueños”.
Con la medalla de plata en sus manos, Yépez se mostró agradecida por los sacrificios realizados y reafirmó su compromiso con el deporte. “Todo valió la pena. Ya puedo comprar una casa a mi madre, o ponerme unos zapatos, porque antes no tenía ni para ponerme unos”, concluyó. “Y sé que vienen cosas muy bonitas para mí, pero siempre con la humildad en alto”.
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