Foto: PayMax | El director Arturo Ripstein reflexionó sobre su trayectoria y sus métodos para hacerse de una prolífica carrera de el séptimo arte

El cine mexicano tiene escrito con letras de oro el nombre de Arturo Ripstein, quien previo a  su homenaje en la edición 27 del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), revistió su carrera y le dio gran peso a su papel de director y a los guiones.

“Yo siempre fui un director no un lector voraz como mis amigos los escritores que era  asombrosa la cantidad de literatura que consumían, pero lo mismo de literatura que consumíamos era la que se iba a narrar”, dijo el cineasta que trabajó con Vicente LeñeroCarlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, entre otros autores.

“Siempre pensé que los guionistas, sobre todo después de esas etapas borrascosas en donde entré yo a hacer películas, pues dije, voy a trabajar con escritores porque en todo caso puedo darles un camino técnico para que ellos se dediquen únicamente a la belleza y tuve el buen ojo y suerte de poder contar con grandes talentos”, destacó Ripstein.

Pero no sólo se ha hecho de una reputación por sus grandes guiones pues también suele repetir intérpretes en sus cintas, como es el caso de Patricia Reyes Espíndola, a pesar de una especie de Leyenda Negra que existe.

“Repito mucho a los actores que quieren trabajar conmigo, pero la leyenda negra, que  es una especie de dispensario de monstruosidad que vuela por ahí ha hecho que muchos no quieran trabajar conmigo porque les dicen que van a ir a Basílica de Guadalupe con pencas clavadas en la espalda y lo que he hecho es que hay un montón que no podemos hacerlo, pero unos cuantos que sí, entonces los invito”, bromeó Ripstein.

Para él, los papeles están pensados desde la escritura del guion. “Tengo a esta señora que tiene sus características y que camina para acá y que habla de este modo, va a ser Patricia Espíndola o Silvia Pasquel, los actores y actrices que han trabajado para mi en su casi totalidad están pensados para actores determinados”, dijo.

Se refirió al cómo es el trabajo de mesa en sus producciones, en donde se sienta a hablar con los actores y mostrar sus ideas.

“Consiste en escuchar, transformar y alinear. Así de fácil, por supuesto que no soy un maestro de actuación, pero me ha tocado enseñarles a algunos cuantos algunas cosas que son fabulosas. Claro que hay quien no acepta consejos porque a lo mejor no le parecen razonables y cuando eso sucede, es mejor dar las gracias y hacerlo a un lado.

“Es muy sabroso y se sorprenden mucho de que les ofrezco estas cosas, pero son muy versátiles; los comediantes tienen un contacto con el público que los hace muy vibrantes, muy libres, muy sueltos y esa misma soltura la puedes utilizar para tu beneficio, dando otro tono a las cosas”, finalizó el director de El Castillo de la Pureza.

Arturo Ripstein recibió el premio el galardón de plata Más Cine y la Medalla Filmoteca UNAM durante las actividades del GIFF 27.

Alan Hernández

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