En una “biofábrica” de mosquitos en Medellín algunos escapan de sus “jaulas” y pican a los visitantes. Aunque idénticos a los insectos atigrados que transmiten el dengue, son inofensivos y hacen parte de un ambicioso experimento en Colombia para combatir la enfermedad.
El biólogo Nelson Grisales se pasea junto a su hija de dos años por el laboratorio que dirige en la segunda ciudad del país.
Desde hace casi una década el World Mosquito Program (WMP) ha venido reemplazando a la población local de mosquitos Aedes aegypti por insectos de la misma especie “modificados biológicamente” para evitar la transmisión del dengue, que ha causado al menos 4.500 en lo corrido del año en América Latina.
“Estamos usando vida para preservar la vida”, dice a la AFP Grisales.
Gracias a una bacteria y sin alterar el ADN de los insectos, han logrado resultados prometedores: la incidencia del dengue en el departamento de Antioquia (noroeste) se ha reducido en un 95% frente a la década anterior, según autoridades sanitarias de esta región de 4,4 millones de habitantes.
Una victoria pese a la campaña de desinformación que padecen en redes sociales, según la cual Bill Gates- uno de sus financiadores- usa estos mosquitos para fines oscuros.
-Bacteria vs. virus-
Aunque en apariencia peligrosos los mosquitos criados en el laboratorio no contagian el dengue, una enfermedad endémica de zonas tropicales que provoca fiebres, dolores de cabeza, vómitos, dolor muscular y, en los casos más graves, hemorragias fatales.
A diferencia de sus pares silvestres, contienen la bacteria Wolbachia, que “genera una barrera e impide la transmisión del dengue”, explica Beatriz Giraldo, otra de las biólogas de WMP.
El descubrimiento lo hizo Scott O’Neill, un científico australiano abanderado de la lucha contra esta enfermedad desde principios de los años noventa. En sus investigaciones encontró esta bacteria presente en la mitad de las especies de insectos, pero no en el Aedes aegypti, también conocido como mosquito tigre por las franjas blancas en su cuerpo.
O’Neill intuyó que al infectarlo con Wolbachia lograría detener la transmisión de dengue.
“De la mosquita de la fruta extrajeron la Wolbachia y la inyectaron en millones de huevos de Aedes aegypti hasta que lograron establecer una colonia que durante muchas generaciones pudiera reproducirse con Wolbachia”, detalla Grisales.
-Problema creciente-
La evidencia respalda a los mosquitos modificados, que nacen en “jaulas” hechas con mallas plásticas y son transportados en frascos hasta zonas castigadas por el dengue. Allí se cruzan con mosquitos silvestres y van reemplazando a la población local gradualmente a medida que se reproducen.
Los primeros insectos del WMP en Colombia fueron liberados en 2015 en el municipio de Bello, ubicado en el área metropolitana de Medellín. La incidencia del dengue pasó de 144.7 casos anuales por cada 100.000 habitantes antes del experimento, a 6.4 casos anuales por cada 100.000 habitantes a partir de 2021.
Antes de Medellín la hazaña se había hecho en Jakarta, Indonesia y en Niteroy, Brasil, con resultados igualmente satisfactorios. La iniciativa también se está implementando en la ciudad colombiana de Cali y pronto en El Salvador.
“Todo esto se va acelerando a medida que se nos va acelerando el problema del dengue”, resume Grisales.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió este año que América Latina y el Caribe vivirán su “peor temporada de dengue” con unos 9,3 millones de casos y al menos 4.500 muertes entre enero y junio.
La combinación del fenómeno El Niño y el cambio climático favorecen la propagación de este mosquito de tierras cálidas que se reproduce en el agua.
La agencia sanitaria de la Unión Europea ha alertado que los casos de dengue también aumentan en Europa por cuenta de las altas temperaturas.
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