FOTOS: AFP

En una mansión de grifos de oro y bañera en forma de ostra, jefes paramilitares y narcotraficantes planeaban sus crímenes en Medellín. La lujosa propiedad fue decomisada en 2010 y pronto se convertirá en un laboratorio forense para identificar miles de desaparecidos en Colombia.

En la opulenta casa Montecasino se gestaron magnicidios de candidatos presidenciales y masacres de campesinos, según testimonios de antiguos sicarios al servicio de sus dueños, los hermanos Carlos, Vicente y Fidel Castaño, jefes de los escuadrones de ultraderecha Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Capos del narcotráfico, como el abatido Pablo Escobar, frecuentaban sus reuniones y fiestas.

Aerial view of the Marroquin Castle, built in 1898 in Chia municipality near Bogota on June 7, 2024. – Mansions and other buildings full of luxuries, including a castle, seized by the Colombian State from drug traffickers, are passing into the hands of public institutions and universities as an initiative of Colombian President Gustavo Petro to repair more than 9,5 million victims of the armed conflict in the country. (Photo by Raul ARBOLEDA / AFP)

La construcción de paredes de mármol y extensos jardines pasó en 2015 a manos de la Unidad para las Víctimas, la entidad encargada de asistir a los afectados por el conflicto armado, que la rentaba a privados.

Pero ahora por orden del presidente Gustavo Petro, el primer izquierdista en el poder de Colombia, Montecasino será administrada por Medicina Legal. La autoridad forense tendrá allí un laboratorio para identificar restos óseos de desaparecidos en un país con más de 111.000 víctimas de este delito a lo largo de seis décadas de conflicto interno. Una cifra mayor que la combinada tras las dictaduras de Argentina, Brasil y Chile en el siglo XX.

Para Luz Galeano, una líder comunitaria de 60 años, es una esperanza en medio de la larga búsqueda de su esposo, Luis Laverde, desaparecido en 2008.

“Lo busco por todos lados y por todas partes, pero hasta el momento no he sabido nada”, dice a la AFP la vendedora de ropa y artículos de belleza que sostiene un retrato de Laverde.

El laboratorio “es una cosa que soñamos y seguimos soñando (…), para que incluya a todas las víctimas de desaparición”, agrega.

– “Limpieza espiritual” –

Galeano perdió la pista de su marido desde que fue raptado en un autobús. En esos tiempos, Medellín era escenario de una feroz persecución de los paramilitares contra habitantes de sectores controlados por guerrilleros.

La mujer desea que el laboratorio se llame Casa Rayo de Luz, “para borrar todo ese horror que pasó allí y que se empiece a sentir que haya una limpieza espiritual”.

Claudia Patricia Vallejo, directora de la Unidad para las Víctimas en el departamento de Antioquia, dice a la AFP que “nadie se alcanzaba a imaginar que en esa casa ocurrieron todos los crímenes y vejámenes, (…) se tiene conocimiento de que allí se torturó a muchas personas”.

© Agence France-Presse

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