La Guardia Nacional ha aportado un promedio de 47 por ciento del esfuerzo nacional en materia de seguridad, al corte del 24 de junio, según reportes del propio Gobierno; siendo su mayor participación en el “rescate humanitario” de migrantes.

A cinco años de su creación, actualmente, en el país están desplegados en total 108 mil 182 efectivos de la GN, lo que de acuerdo a la corporación permite que se mantenga “una preponderancia territorial en gran parte del país, principalmente en estados donde se registra mayor incidencia delictiva”.

Desde el 30 de junio de 2019, cuando fue creada, la Guardia Nacional (GN) ha sido parte de al menos 10 acciones de seguridad en el país, a las cuales aporta casi la mitad del esfuerzo.

De esas 10 operaciones, divididas entre la Guardia y “otras dependencias no especificadas, la corporación destaca en rescate humanitario, con 4.1 millones de personas (88 por ciento de las acciones a escala nacional); aseguramiento de vehículos, 54 mil 204 (55 por ciento); aseguramiento de cartuchos: 11.5 millones (59 por ciento) y aseguramiento de moneda nacional, con 385.6 millones de pesos (58 por ciento).Mientras que en otras acciones, como el aseguramiento de fentanilo, participa con el 45% de los operativos realizados; 43 por ciento en la detención de presuntos delincuentes; 42 por ciento en el aseguramiento de aeronaves; 35 por ciento en la confiscación de goma de opio y 23 por ciento en el aseguramiento de dólares.

Para expertos en seguridad, como el doctor Fernando Jiménez Sánchez, investigador del Colegio de Jalisco, el siguiente sexenio continuará con el uso de uniformados de la GN en las mismas tareas, pero ya con la Guardia Nacional formalmente adscrita al Ejército.Y es que aunque se trata de una corporación formalmente civil en el papel, la mayor parte de sus elementos son “prestados” por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Esto se refuerza debido a que la propia virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha anunciado que lo ideal es que la Guardia quede bajo el mando del Ejército el próximo sexenio, como ha sido el deseo del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.

“Lo que podríamos esperar es que por lo menos conserven las mismas funciones, probablemente en las aduanas pueda haber una reconversión, en la administración de los aeropuertos, pero finalmente son espacios muy claros de seguridad nacional”, aseguró el experto.

Pese a esto, el especialista confía en que paulatinamente el Gobierno desarrolle las capacidades institucionales -como la formación de personal capacitado y los controles para impedir la corrupción- para que las Fuerzas Armadas se retiren paulatinamente, “pero lo veo difícil”.

“Hay mayor participación de las Fuerzas Armadas en la vida pública del país, esto ni es bueno ni es malo, es un proceso en el que las instituciones se van abriendo nuevos espacios (…) militarizar significaría que comenzarán a tomar decisiones sobre espacios civiles los elementos de las Fuerzas Armadas, todavía están funcionando las reglas civiles (…) no hay esa toma de decisiones”.

Antecedentes

“Yo considero que el Ejército, la Defensa Nacional, es la mejor institución que tiene el Estado mexicano el día de hoy. Yo no hubiese podido obtener los resultados que se lograron sin el apoyo, sin el respaldo de la Secretaría de la Defensa (…) Cuando se quiso hacer la reforma a la Constitución se opusieron de manera irracional porque esgrimieron, usaron como pretexto que se iba a militarizar el país”.

Con estas palabras el presidente Andrés Manuel López Obrador subrayó su defensa del Ejército y justificó que en septiembre, ya con una mayoría en el Legislativo se podría avanzar el cambio constitucional de la adscripción de la Guardia Nacional (GN) a la Defensa, con lo que se cerraría la posibilidad que dicho cuerpo cuente con un mando civil.

Incluso, no descartó la posibilidad de que el mando principal de la GN quede a cargo del futuro secretario de la Defensa Nacional:

Lo que se busca desde el principio es que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa (…) Si esa institución se deja, como pasó con la Policía Federal, en Gobernación, en la Secretaría de Seguridad Pública, se va a echar a perder; si depende de una secretaría como la Defensa (…) hay garantía de que no se corrompa la Guardia Nacional”.

A este respecto, el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), en su informe “Poder Militar. La Guardia Nacional y los riesgos del renovado protagonismo castrense”, detalla que durante el sexenio de López Obrador se han dado al menos 10 pasos para lo que considera “La ruta de la militarización“. 

Entre estos están la creación de la propia Guardia, la cual, aunque se consideró civil en su nacimiento “en los hechos ha sido militar”, ante todo, porque la mayoría de sus 120 mil elementos han sido reclutados entre el Ejército y la Marina.

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