El mal tiempo no solo deja ganancias para pescadores como dice el dicho, sino también para aquellas panaderías tradicionales enclavadas en el centro histórico de la capital yucateca; para propietarios, encargados, dependientes se trata de un repunte en las ventas de casi el doble, en comparación a días soleados, ya que sus clientes con las primeras gotas de lluvia acuden para comprar sobre todo pan dulce.

Es esta época, junto con la de frío, la mejor para estos comerciantes.

Son miles de personas que todos los días deambulan en el centro histórico de la capital yucateca, en esta época de lluvias, muchas de ellas, en esta temporada de lluvias, se resguardan bajo toldos o de los cielorrasos de aquellos edificios de valor arquitectónico de este punto cardinal, algunos de estos refugios de paso se encuentran muy cerca de establecimientos muy particulares: las panaderías tradicionales.

No es difícil ver que muchas personas que se ven varadas por la lluvia aprovechar el momento para entrar en estas panaderías tradicionales, mientras las inclemencias del tiempo hacen de las suyas, clientes motivados por el antojo entran por sus panes favoritos, la idea es acompañarlo de menos con un refresco o bien idealmente con una taza de café caliente.

Hay muy probablemente dos panaderías tradicionales que están en el inconsciente colectivo del yucateco, ambas casualmente localizados sobre la calle 60, pero con diferentes cruzamientos, la Mayuquita, fundada en 1940 y la Vieja en 1875, por su puesto existen más establecimientos similares, no obstante, pareciera que estos dos persisten en la preferencia de antiguos clientes y conquistando otro tanto de nuevos.

La Mayuquita se ha sabido expandir y si bien hay sucursales en distintos puntos de la capital del estado, su local icónico se encuentra en el primer cuadro de la ciudad de Mérida, el constante ir y venir de la clientela es constante, André es descendiente de los propietarios originales, ya cuarta generación de comerciantes, quien explicó que esta es una de las mejores épocas del año para ellos, ya que las ventas suelen duplicarse cuando las lluvias no dan tregua, despiertan el antojo de sus clientes para comprar la variedad de panes dulces.

En los aparadores de cristal que nos hacen remontarnos a otra época se exhiben trenzas, patas, conchas, tutis, bizcochos y la joya de la corona de este establecimiento, el pan de leche muy socorrido por las personas que ya conocen el producto.

Las trabajadoras despachan casi sin descanso, literalmente la mercancía se va, como lo que es, pan caliente, André cobra y celebra que al fin hay este repunte en sus ventas, debido a que el panorama cuando el sol raja piedras, es completamente lo contrario.

Continuando el camino sobre la misma 60, pero más hacia el sur de Mérida, en el cruce de la calle 67 esta la panificadora la Vieja, fundada hacia finales del siglo XIX, este comercio es un poco más amplio que el anterior, incluso recuerda un poco la manera de exhibir su producto al estilo de su competencia que se encuentra a unos pasos del Monumento a la Patria, la panificadora Montejo, sus largos aparadores de aluminio que deja ver la gran variedad de producto también invita a la clientela de hacerse de alguna de esas delicias.

Allá, son los panes hojaldrados lo que más se vende, para ellos el repunte de las ventas es más del 30% durante la época de lluvias, no paran de atender a los clientes que por ahí se encuentran o de aquellos que van rumbo al tradicional barrio de San Juan, pero cargados de felicidad en forma de carbohidratos.

Los especialistas afirman que con el clima templado el cuerpo grita por mantener y tener mayor energía, esto con la finalidad de mantener la temperatura corporal a un nivel óptimo, son los carbohidratos que podemos encontrarnos en el pan, una fuente al alcance para esa pulsión inconsciente que al mismo tiempo complacer el antojo.

De acuerdo a los modelos matemáticos del estado del tiempo, todo apunta que las lluvias que en días recientes acompañaron las tardes, noches y algunas veces las mañanas en la capital yucateca se queden por lo menos en esta intensidad hacia finales del mes, por lo pronto, no solo obtendrán ganancia los pescadores por esas aguas revueltas, sino también las panaderías tradicionales de Mérida.

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