La implementación de la Ley de Alimentos y Bebidas Permitidos en escuelas de Yucatán desde el ciclo escolar ha mostrado deficiencias, según datos de la plataforma Mi Escuela Saludable.
De acuerdo con información del sitio, (https://miescuelasaludable.org), desarrollado por El Poder del Consumidor y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), entre el periodo del 2014 al 2024, se han reportado 527 incidentes en 357 escuelas relacionados con la venta de alimentos y bebidas.
Esto indica un incumplimiento preocupante de la normativa, pues el 86.3% de las escuelas venden refrescos y el 97.9% venden comida chatarra.
“Venden papitas Sabritas, jugos, dulces, frappés; pides fruta y nunca hay, cuando hay, sale más cara una manzana que unas Sabritas”, testimonio de un alumno de Yucatán, señalado en el informe del Poder del Consumidor y REDIM.
A su vez, los datos muestran que el 89% de las escuelas reportadas en Yucatán no venden frutas y verduras; aunado a que el 92% de las escuelas no tienen un comité que vigile la prohibición de la venta de comida chatarra.
Además, según revela el estudio, el 61.1% de las escuelas no tienen bebederos de agua.
La Red por los Derechos de la Infancia en México destaca la existencia de una ley que prohíbe la venta de comida chatarra en las escuelas desde el año 2014. Según esta normativa, solo se deben ofrecer alimentos naturales como frutas, verduras, cereales integrales, semillas, leguminosas secas y agua simple a libre demanda.
No obstante, la mayoría de los ambientes alimentarios escolares se distinguen por la presencia abundante y continua de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas, siendo las escuelas de la región centro y sur del país un ejemplo evidente de esta situación.
Las organizaciones detallan características específicas que complican los entornos alimentarios en las escuelas ubicadas en la región centro-sur del país:
Sureste (Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán): No existe acceso a agua potable ni a alimentos saludables como frutas, verduras, semillas y cereales integrales. Prevalecen los alimentos y bebidas poco saludables.
Suroeste (Guerrero, Oaxaca y Chiapas): El 80% de las escuelas venden refrescos, mientras que solo el 10% tiene acceso a agua potable. Se destacan los alimentos y bebidas no saludables.
Este (Puebla, Veracruz, Tlaxcala e Hidalgo): Menos del 20% de las escuelas cuenta con acceso a agua potable y alimentos saludables. Predominan los alimentos y bebidas no saludables.
Centro-sur (Morelos, Estado de México y Ciudad de México): El 97% de las escuelas venden frituras, dulces y golosinas, y el 80% tiene una oferta externa de productos ultraprocesados.
Vanessa Gamboa, representante de Alternativas en Salud y Desarrollo declaró que Yucatán cuenta con un marco legal que regula la alimentación en escuelas, promulgado en diciembre de 2020, que establece una prohibición en la distribución, venta, regalo y suministro de alimentos y bebidas con exceso de sodio, grasas y azúcares en escuelas públicas de niveles preescolar y primaria, excluyendo lamentablemente al nivel secundaria, debido a conflictos de interés y a la influencia de la industria de productos ultraprocesados.
En el ciclo escolar en curso, según explicó, la mayoría de las escuelas de educación básica del estado no cumplen con esta legislación, “por lo que resulta necesario reforzar el trabajo conjunto entre gobierno y sociedad civil para lograr contar con un marco legal más integral que vigile la implementación, y que se aplique a todos los niveles educativos”
“Las escuelas son un claro ejemplo de cómo se va perdiendo nuestra cultura gastronómica debido al desplazamiento de consumo de alimentos naturales por el de productos ultraprocesados, cuando en realidad éstas deberían jugar un papel importante como vínculo en la recuperación de los saberes y sabores de las cocinas mexicanas”, advirtió.
Liliana Bahena, coordinadora de la campaña “Mi Escuela Saludable”, expresó su preocupación por la situación en las escuelas del centro-sur de México. Bahena destacó que estas regiones, a pesar de ser vulnerables, están dejando en abandono la salud y nutrición de los estudiantes.
Señaló que hasta el 84% de las escuelas venden refrescos diariamente, mientras que solo 1 de cada 10 cuenta con acceso a agua potable, lo que obliga a los niños a consumir productos perjudiciales para su salud y el bienestar económico y social del país.
A pesar de las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y las organizaciones de las Naciones Unidas, los intereses privados continúan obstaculizando la transición de las escuelas a espacios saludables.
Abraham Bote