Víctor Argáez Sánchez tiene toda una vida dedicada al arte, particularmente a la pintura, ha destinado 45 de sus 60 años al desarrollo de su un estilo propio, perfeccionado con el paso de los años, su técnica, dominio de los trazos sobre diferentes materiales en innegable.
Además, se preocupa por transmitir su experiencia y bagaje artístico con nuevos prospectos que se sienten atraídos a las artes visuales, hoy por hoy da clases para quien así lo solicite en uno de los espacios públicos más emblemáticos del Centro Histórico de Mérida, el Parque Hidalgo.
El maestro Víctor Argáez recordó que por ahí del año 1983 había salido del municipio de Buctzotz para probar suerte en la capital del estado, específicamente en la Plaza Grande, no tenía empleo, tampoco era conocido como lo es ahora, sin embargo, con las ganas de trabajar, de ganarse un lugar en el medio artístico tomó sus pinceles, sus pinturas, algunos cuadros que ya había hecho y empezó a pintar callejones, árboles, lo que fuese para sobrevivir.
El proceso de profesionalización en su estilo no fue fácil, tuvo que decidir apostarle a lo que ahora se conoce como emprendedurismo o autoempleo o bien ser asalariado; indicó que en ese inicio de la década de los 80´s, el salario mínimo era de 24 pesos por jornada laboral.
“Me di cuenta que podría venderles un cuadro a los extranjeros por 40 pesos, eso es anecdótico por lo que pagaban como salario mínimo en ese entonces. Y llegar a casa con ese dinero en la bolsa era un respiro”, comentó.
Poco a poco empezó a ganarse su lugar a hacerse de un nombre que ahora es reconocido por la comunidad artística de la entidad. En la actualidad para el artista es importante pasar el conocimiento a las siguientes generaciones o simplemente a aquellas personas que sienten inquietud por la pintura, por lo que en el Parque Hidalgo monta todo lo necesario para que ante los ojos de los transeúntes y alumnos un lienzo cobre vida.
Ya consagrado y teniendo en cuenta que la obra del maestro Argáez Sánchez ya es requerida por muchas personas busca estos espacios para que otras personas pulan su técnica de una forma interactiva ya que mientras la obra va cobrando vida, el experimentado pintor instruye la forma de tomar un pincel, combinar sus colores, trazar líneas sin miedo, jugar con lo que considera va ser una sinfonía de colores y formas.
Explicó que a veces hay momentos que se da la oportunidad de regresar a las raíces, toma los pinceles que le pertenecen a sus nietos, una herramienta infantil para crear una obra costumbrista, una escena típica del estado que retrata unas casas de paja, con árboles alrededor y algunos personajes muy propios de los pueblos originarios.
Toma una técnica para crea una escena del día para sus alumnos para que se vayan fijando del método, de la técnica para que avancen en la búsqueda de un propio estilo desde los principios más básicos.
“La manera de manejar, de deslizar el pincel es un lenguaje, los efectos de los empastes, el sentido de los trazos se empieza a crear efectos que irán construyendo la obra que se piensa plasmar”, compartió.
Indicó que su labor demuestra que los artistas tienen la capacidad de volver cualquier espacio público un lugar de aprendizaje, pero también de exposición de sus obras, esto como un pago a la sociedad.
Al maestro Argáez Sánchez se le puede ver poco antes del mediodía en el Parque Hidalgo alguno de sus colegas y nuevos alumnos comparten experiencia, pulen su técnica en medio de Centro Histórico de la capital yucateca llena de vida y de propuestas artístico-culturales.