En más de una década, el estado de Yucatán ha sido testigo de cambios significativos en su paisaje natural, marcados por una alarmante reducción de cobertura forestal: ha perdido 16.1 mil hectáreas de bosque en los últimos 13 años, según datos de la plataforma Global Forest Watch
En 2010, el territorio yucateco albergaba una extensión de 2.61 millones de hectáreas de bosque natural, representando aproximadamente el 69% de su superficie terrestre. Sin embargo, según datos recopilados por la plataforma Global Forest Watch, para el año 2023, el estado ha experimentado una pérdida de 16.1 mil hectáreas de este valioso ecosistema.
Especialistas señalan que la deforestación en Yucatán se ha convertido en un importante desafío ambiental, siendo la práctica agrícola y la ganadería las principales causas de esta pérdida de cobertura forestal, aunque los asentamientos humanos también contribuyen en menor medida. Esta deforestación tiene graves consecuencias en términos de cambio climático y emisiones de carbono, afectando tanto a los habitantes como al ecosistema en su conjunto.
La pérdida de árboles reduce las barreras naturales que ayudan a regular el clima y contrarrestar el calentamiento global. La conservación de bosques y áreas naturales se vuelve fundamental para mitigar estos efectos.
José Luis Hernández, profesor investigador en la Unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), advierte que “la deforestación no solo afecta la biodiversidad, sino que contribuye al cambio climático”. Además, resalta que “el 14% de los gases de efecto invernadero provienen de la deforestación”.
El especialista explica que las principales causas de deforestación son la conversión de tierras forestales en pastizales para la ganadería y en terrenos para la agricultura. También señala que “la expansión urbana, como en Mérida, está acabando con áreas verdes”.
Para contrarrestar este problema, Hernández sugiere un ordenamiento territorial adecuado que incluya áreas de conservación y reforestación. Además, enfatiza en la necesidad de reducir la huella de carbono personal, promoviendo el uso del transporte público y una dieta menos dependiente de la carne.
¿A qué se debe esta pérdida de cobertura forestal?
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), expuestos por el investigador, durante el período comprendido entre 2001 y 2022, se ha registrado un promedio anual de aproximadamente 12 mil 465 hectáreas de bosque perdidas, con un 69% de esta deforestación destinada a la conversión de tierras forestales en pastizales y un 3% a asentamientos humanos.
Luis Hernández precisa que cerca del 70% de la deforestación está relacionada con la conversión de tierras forestales en pastizales, destinadas principalmente a la actividad ganadera. El restante 26.6% corresponde a la transformación de bosques en áreas agrícolas, mientras que apenas un 2.8% se atribuye a la expansión de asentamientos humanos.
Para el investigador del CICY, la deforestación conlleva la pérdida de hábitats naturales, lo que impacta negativamente en la biodiversidad, tanto de flora como de fauna. Además, los bosques desempeñan un papel crucial en la captura de carbono atmosférico, ayudando a mitigar el cambio climático. Sin embargo, al perder cobertura forestal, se reduce la capacidad de absorción de carbono, lo que contribuye directamente al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El doctor José Luis Hernández explicó que la deforestación no solo tiene efectos locales, sino que también puede provocar cambios climáticos a gran escala. Señaló que las altas temperaturas registradas en la región podrían estar relacionadas con la pérdida de cobertura forestal y el aumento de la urbanización.
En el contexto urbano, agrega, el crecimiento de la ciudad de Mérida también contribuye a la pérdida de vegetación, lo que agrava aún más los efectos del cambio climático. Estudios han demostrado que la deforestación en áreas urbanas afecta directamente la calidad del aire, la temperatura y la biodiversidad local.
PROPUESTAS Y SOLUCIONES
Una de las propuestas destacadas por Hernández es la adopción de modelos agrícolas más orgánicos, como la agroecología. Este enfoque promueve prácticas agrícolas sostenibles que respetan el medio ambiente y reducen la necesidad de deforestación para la expansión de tierras de cultivo.
Además, sugiere implementar un sistema de planificación de transporte más eficiente en el uso de combustibles, tanto por parte del Gobierno como de las ciudades. Esto incluiría la promoción del transporte público y la reducción del uso de vehículos privados para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El experto también resaltó la importancia de establecer áreas de conservación en donde no se permita la extracción de madera ni otras actividades que contribuyan a la deforestación. Ejemplificó esto con el caso de la Reserva Biocultural de Cuxtal, donde se ha reducido la deforestación en más de un 70% mediante un manejo adecuado.
Otra medida clave es el ordenamiento territorial adecuado, que permita identificar qué terrenos son más adecuados para la agricultura, la ganadería y la conservación. Esto podría lograrse mediante la aplicación de leyes y regulaciones que fomenten la reforestación y la protección de áreas forestales.
Finalmente, el doctor Hernández hizo un llamado a las autoridades, empresas y ciudadanía en general a priorizar el bienestar del planeta y del medio ambiente sobre intereses comerciales. Instó a reducir la huella de carbono mediante el uso responsable de recursos naturales y la adopción de prácticas más amigables con el medio ambiente.
Estas propuestas son fundamentales para garantizar un futuro sostenible para la región y el planeta en su conjunto.
ABRAHAM BOTE TUN