Si antes no lo hacía, ahora menos; resulta que Napillo, conocido así por los mineros, ni de chiste se para en una mina o en un centro de trabajo y es que, es en estos momentos cuando los trabajadores y sus familias resienten económicamente las consecuencias de poner a un impostor, enemigo a legislar y no a un trabajador.
Así como mintió y dijo que era minero, como engañó y juró no haberse robado los mil millones de pesos de los trabajadores, como amañó los estatutos del Sindicato Minero para usurpar la Secretaría General, como negó ser canadiense para ser senador, así, Napoleón Gómez Urrutia aseguró y mintió a todos los mineros que la reforma laboral que propuso, impulsó y votó no afectaría a la clase obrera, pero, en realidad, fue una gran mentira.
Gracias a ese impostor, las utilidades fueron topadas a 90 días, cuando antes de esa reforma, recibían por ese concepto muchísimo más dinero, el monto a repartir sí o sí, era el 10 por ciento de las ganancias reportadas ante la Secretaría de Hacienda y no como ahora, que lo que se obtiene, es por ocurrencia y voluntad de unos cuantos que decidieron que los trabajadores recibieran mucho dinero.
A tres años de que se aprobara este atraco, Napoleón dice que son las empresas las que no quieren dar el dinero completo. Tras la reforma, ha parado varias minas, incluso por meses, pasándole la factura a los trabajadores que ya no solo cobran menos utilidades, sino que, al realizar paros ilegales, dejan de percibir su salario, mientras que las compañías dejan de ser productivas.
Napillo ni su familia han dejado de comer, sus empleos no están en riesgo, ya que no trabajan, son unos parásitos y se pasean dándose la gran vida. Hace unos meses, le dijo a los mineros de su sindicato que era su obligación pagar la cuota sindical, que en lugar de gastarlo en refresco lo aportaran a su organización; incluso, dijo que ese dinero era de él, un verdadero robo a despoblado.
Por si fuera poco, vividores como Napillo han encontrado en el tope de utilidades un nuevo negocio millonario. Varios de los mineros que aún se encuentran con el impostor nos dicen que este los saca a paro ilegal con engaños y los utiliza para negociar las utilidades mediante la extorsión. Lo peor, el dinero es para su uso y beneficio, mientras que a los mineros tan solo les da una pequeña parte y levanta el paro.
Es una operación que bien pudiera ser clasificada como del crimen organizado en manos del senador de Morena, que está protegido con fuero. Los verdaderos líderes quienes hemos sido trabajadores, que hemos hecho vida sindical enfocada al bienestar de la clase obrera, sabemos que de existir una queja en el monto de las utilidades a repartir, podemos inconformarnos legalmente y se somete a revisión fiscal a la empresa.
Eso es lo que hemos hecho en el Sindicato FRENTE desde hace 14 años, así ganamos millones de pesos en distintas minas, tal como pasó en la Tayahua, de la cual nos echaron precisamente por exigir esa revisión, y que parte del dinero reclamado por el Sindicato FRENTE está entregándose como utilidades de este año, ya que la empresa se declaró en cero.
La economía no atraviesa un buen momento, nos damos cuenta que el dinero cada vez alcanza menos, la alimentación de los obreros se precariza, el gasto en salud nos ha rebasado. Es momento de que nos pongamos a pensar en lo que queremos, porque Napillo, ahora, será diputado y seguirá impulsando reformas que van contra los trabajadores, un voto a Morena es apoyar las reformas que joden a los trabajadores.