Fotografía: Aura Andrade

Lourdes Medina Moreno, adulta mayor, es integrante del ballet folclórico de Mérida y para ella, la vaquería y la jarana es más que una activación física o una simple disciplina artística, para ellas es parte de su vida, pues a pesar que estuvo seis meses en cama por un accidente, esta semana ya se incorporó a su grupo con gran entusiasmo.

“Hoy es mi primera presentación, después de seis meses que estuve en cama, me sentí fatal, sentí que se me acababa la vida porque no podía venir a la vaquería, es parte de mí”, afirmó.

Lourdes hace un llamado a las juventudes y a la población en general a continuar con la tradición e inculcar el amor a este baile que evoca al Yucatán vivo.

“Hay continuar con esta tradición en los más pequeños para que no se pierda, al contrario crezca”, mencionó.

Por otro lado, el resto de los jaraneros del ballet folclórico de Mérida coincidieron en sentirse orgullosos que la vaquería haya sido nombrada Patrimonio Cultural del estado, “es lo mejor que puede pasar”, pues para ellos es el resultado de muchos años de poner en alto la memoria historia del lugar de donde nacieron.

En su oportunidad 24 HORAS Yucatán informó que la comisión de Arte y Cultura aprobó por unanimidad el proyecto de dictamen que incluye la propuesta de declarar a la vaquería como Patrimonio Cultural Intangible del estado. Los jaraneros esperan con ansia su aprobación oficial. 

Durante el tradicional Lunes de Vaquería, que se realiza en los bajos del Palacio Municipal de Mérida, tanto los visitantes nacionales y extranjeros como los mismos vecinos de la ciudad, van tomando sus lugares, el micrófono se abre y comienza el llamado, los bailarines se incorporan al centro de la calle, la energía sube conforme suena el ritmo de la jarana.

Esta presentación del lunes 15 fue especial, pues además se celebró el 50 aniversario de trayectoria del maestro y declamador Sergio Cámara Gurbiel, quien narra e interpreta las tradicionales  bombas. 

Señaló que es indispensable preservar las tradiciones y costumbres del estado como la jarana e hizo énfasis en este baile tradicional, que es pieza clave de la festividad de la vaquería.

El maestro cuando habla de este trabajo se muestra nostálgico, sus  ojos se ponen vidriosos y suspira mientras relata la trayectoria que ha vivido junto con los bailarines que interpretan la vaquería. 

Por su parte, Raúl Humberto Medina, conductor del evento, dijo que la propuesta de nombrar la vaquería como Patrimonio Cultural “es una gran oportunidad para valorar nuestras tradiciones”. 

“Prevalece nuestra nuestra identidad, porque muchas veces hay cosas que transcurren y no las valoramos hasta que ya están perdidas; en cambio ahora que es una cultura viva que va evolucionando, pues qué mejor manera de hacer la parte de nosotros que con esta promulgación”, indicó.

Con una ovación de pie es como como concluyó la que podría ser la última vaquería que se presenció en los bajos del Palacio Municipal, ya que este martes 16 comenzaron los trabajos de remodelación en la Plaza Grande del Centro Histórico de Mérida, y existe incertidumbre entre los bailarines sobre su permanencia en este espacio o su posible reubicación.

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