Entre el silbido de los caracoles y el aroma del incienso, decenas de pobladores festejaron este martes el cumpleaños de “Don Goyo“, el volcán Popocatépetl al que comunidades vecinas han dotado de alma y corazón.
“Despierta mi bien despierta, mira que ya amaneció“. Acompañados por los acordes de una guitarra, los invitados al festejo entonaron temprano el popular verso de Las Mañanitas.
Este año tuvieron que hacerlo desde una montaña cercana porque la actividad del “Popo“, que los recibió tronando en sus cimientos y arrojando una espesa fumarola, les impidió llegar hasta sus faldas.
“Venimos por la fecha, es el día de su cumpleaños y por eso estamos reunidos”, dijo a la AFP Antonio Analco Sevilla, llamado el “tempero” y que asegura tener el poder de comunicarse con el coloso de 5.452 metros de altura, la segunda elevación del país.
Además de cantos, hubo danzas y ofrendas para “Don Goyo“, cuya historia está rodeada de misticismo.
La leyenda en Xalizintla, el poblado más cercano al volcán, narra que décadas atrás un hombre se aparecía en las puertas de las casas pidiendo alimento o agua.
“Soy Gregorio Chino Popocatépetl, soy el volcán“, se presentaba según la tradición oral.
Por ello, el día de San Gregorio es de fiesta y alegría para sus vecinos comprometidos a tener siempre contenta a la montaña, que despertó en diciembre de 1994 tras casi siete décadas de inactividad.
En 2023, debido a un periodo de intensa actividad, el festejo fue prohibido por las autoridades, para molestia de los pobladores y, dicen, del mismo volcán.
Lugareños como José Luis aseguraron entonces que “Don Goyo” estaba “enojado porque no le pusieron su ofrenda” y se manifestó con intensas erupciones que llevaron a elevar por dos semanas el nivel de alerta durante mayo.
También el pasado 27 de febrero el “Popo” lanzó una fumarola de cenizas que alcanzó una altura de 2.000 metros, lo que obligó a cancelar 22 vuelos en el aeropuerto de Ciudad de México, a unos 72 km de distancia.
Según la tradición prehispánica, Popocatépetl (en náhuatl montaña que echa humo) era un guerrero enamorado del volcán vecino, la Iztaccíhuatl (mujer blanca), pero su amor terminó con ella muerta y él lloroso e inclinado hasta que fueron cubiertos por la nieve.
AFP