Sofía y yo estábamos en Rosagante, en una de las tantas salidas cafeteras que nos gustan, sólo que ahora era diferente, ya no fue después de la escuela o entre clases. Ella había salido de su trabajo a las 3 P.M y me esperó, pues yo salía hasta las 5: Era la primera vez que nos veíamos luego de terminar la escuela.
En otra ocasión. Jimena, otra amiga de la universidad, y yo estábamos en Makiwara, dos meses después de terminar la carrera y, de igual forma que con Sofía, era la primera vez que nos encontrábamos después de graduarnos
(Jimena hizo sus prácticas en ese lugar y ahora, recién graduada, le ofrecieron un puesto que ella ya ocupaba, pero sin el título).
Sofía y Jimena son recién egresadas, ambas con puestos de relevancia, veinteañeras, mujeres y novatas…
Este texto tiene el testimonio de mujeres recién egresadas novatas en el campo laboral, con miedos, dudas, cuestiones pero por sobre todo con ganas de aprender, seguir transformando el mundo, la sociedad y sus vidas.
El miedo al ser novata
El miedo existe en la oportunidad de sentirlo, en el inicio de algo importante que te permite tener miedo, como lo sería tu primer trabajo y con él llega el miedo a no ser excelente, a no dar “la talla”, a no poder llenar el espacio.
Tener miedo es el motor de este texto, sentir que no soy la única mujer recién egresada en el mundo laboral, que se autoexige perfección por el simple hecho de saber que detrás de nosotras o nuestro puesto hay miles de mujeres que les tomó tiempo y esfuerzo abrir camino para que la mujer pueda adueñarse de puestos.
Esta presión extra no sólo se debe a la necesidad de demostrar nuestras capacidades, sino también a los estereotipos arraigados que nos rodean. Nos enfrentamos al desafío de superar expectativas injustas y luchar contra una cultura laboral que todavía no reconoce por completo el valor y el potencial de las mujeres y sobre todo las mujeres novatas, ¿Pero qué es ser novatas?…
Las mujeres no podemos ser novatas, porque tenemos toda la presión del mundo puesta sobre nosotras. Hemos crecido escuchando que el mundo laboral no es para nosotras, lo que hace que debamos trabajar el doble para no ser menospreciadas o invalidadas, y aun así existen casos donde no nos cargan la mano con el mismo ritmo de trabajo que le darían a tu compañero varón porque “somos más delicadas”. Esto hace que no avancemos al mismo ritmo.
No podemos ser novatas porque tenemos la presión de demostrar que sí podemos y que merecemos estar donde estamos (cosa que no pasa con los vatos al entrar al mundo laboral). Sentimos que debemos hacer siempre el doble para destacar, cosa que haría un hombre sin esfuerzo.
No podemos ser novatas porque somos mujeres y, si queremos trabajar o ejercer en puestos mayores, debemos demostrar que somos una especie de “super dotadas”. Deberíamos ser novatas porque no sabemos todo, y no tiene nada de malo.
¿Crees que debes trabajar el doble para destacar en comparación de los hombres?
“Sí creo que sí debo de trabajar el doble para destacar en comparación con los hombres, más en los medios, por ejemplo, creo que hay un canon de belleza en mujeres, si no lo tienes es más difícil que destaques es más difícil conseguir un empleo y que se te reconozca ese trabajo. Entonces creo que debo de trabajar el doble para que digan que todo lo que estoy logrando es por mi talento y para no caer dentro de ese canon que ya está como que bien estipulado en medios tradicionales, por ejemplo.” – Sofia
“Definitivamente sí, debemos trabajar mucho porque no te toman en serio, creen que no eres capaz de tener las mismas actitudes que los hombres entonces sí tienes que trabajar al doble o yo incluso creo que hasta el triple” – Jimena
La mayoría de los hombres tiene el privilegio de ser novatos, pudiendo cagarla miles de veces. Esto les permite adquirir el conocimiento que quieren para obtener la posición que desean.
Deberíamos poder ser novatas y cagarla libremente, sin ser juzgadas y doblemente señaladas. Uno, porque se nos dijo que el mundo laboral no era para nosotras y ahí estamos. Dos; al “cagarla” en puestos que “bien pueden ser de hombre”, estamos reclamando lo que nos corresponde y ocupando los espacios que también nos merecemos…