La escasez del agua en México ha aumentado las tensiones sociales y ejerce un severo impacto en la calidad de vida de millones de habitantes, quienes se enfrentan a fenómenos de sequía extrema y prolongada, incrementos récord de temperatura, sumados a los efectos del cambio climático y a la devastadora deforestación de las cuencas hidrológicas; también esta crisis hídrica está vinculada, en buena medida, a las omisiones de los gobiernos y de los legisladores en turno.
Ahora estas tensiones por el estrés hídrico son manipuladas en los escenarios del poder político y hasta en campañas electorales, pero no para ofrecer alternativas sobre nuevas fuentes de abasto para el próximo siglo, sino que caen en la demagogia y en visiones simplistas.
En este marco veamos dos casos. A principios del año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó que la Gigafactory de Tesla de automóviles eléctricos -de Elon Musk- se instalara en Santa Catarina, Nuevo León. Su argumento fue que en este estado “no hay agua” y propuso que la gigaplanta se ubique en la zona del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) o en el sureste del país.
López Obrador sin contar con información técnica -como ya es su costumbre- omitió señalar que en la zona del AIFA (municipio de Zumpango, Edomex, y limítrofe con el estado de Hidalgo) el acuífero está sobreexplotado en 800%, según información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Además, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha estimado que ya en operaciones al 100% el AIFA y para sus instalaciones militares de la Base Aérea Militar 1 necesitarán 12 mil metros cúbicos diarios de agua potable; es decir, 12 millones de litros de agua por día.
El estrés hídrico es mayor en la región del AIFA que en Santa Catarina, Nuevo León. Existe más población en esta región mexiquense colindante con Hidalgo que en la entidad nuevoleonesa.
Lo que López Obrador también omitió decir es que este tipo de armadoras utilizan agua tratada como lo hace la empresa Kia, en su planta de Pesquería, Nuevo León. Tampoco dijo que los expertos de Tesla afirman que sus procesos requieren de poca agua, la cual proviene de plantas de agua tratada y no de fuentes de líquido potable.
Cabe precisar que especialistas de la industria automotriz señalan que la fabricación de un vehículo requiere de casi 4,000 litros de agua, pero la mayoría de las armadoras no utilizan agua potable, sino tratada, la cual es abastecida por sus propias plantas de reciclaje del líquido.
En diciembre pasado la Semarnat le otorgó el permiso de uso de suelo para la construcción de la gigaplanta de Tesla.
Si en realidad el gobierno de López Obrador le interesa el tema de la crisis hídrica, entonces lo que debería hacer es modificar la gestión integral del agua y para ello es necesario que se promulgue la Ley General de Aguas, la cual está congelada desde 2013, misma que establecerá el derecho humano al agua y que, además entre otras cuestiones, definirá las responsabilidades de los gobiernos federales, estatales y municipales en esta materia.
Asimismo, urge la publicación de esta ley, ya que no se pueden seguir renovando las concesiones para extraer agua de los acuíferos de manera eterna como ocurre hasta ahora, ya que de acuerdo con la Conagua en el país existen 408 acuíferos con disponibilidad de agua y 245 agotados (como es caso del Valle de México).
Y como tarea prioritaria para el gobierno federal habrá que citar que el país necesita afianzar nuevos pactos hidráulicos de largo plazo, 50-100 años, para impulsar una
serie de estrategias regionales sobre el uso del agua y que contemple la mitigación en los impactos colaterales —ecológicos y sociales— entre las comunidades. Las cuencas hidrológicas están drásticamente agotadas por la alta demanda de las zonas urbanas, como es el caso del Valle de México (alimentado por las cuencas de Lerma y Cutzamala a través de sus sistema de 7 presas, así como por agua del acuífero, sobreexplotado).
Y un punto que se debe considerar es que estamos en el Decenio Internacional para la Acción Agua para el Desarrollo Sostenible 2018-2028, que en el propio enunciado va implícito el objetivo central que ha impulsado la ONU. Por eso es importante recalcar que si hay agua, hay salud, bienestar, calidad de vida y se reafirma el rumbo de la llamada sustentabilidad de una población, pues el ciclo natural del vital líquido implica, entre otros factores, tener bosques sanos e íntegros, así como suelos con cobertura vegetal que permitan la infiltración del agua al subsuelo.
Los niveles de confrontación social por el agua van en aumento entre comunidades y se agravan ante el crecimiento de la mancha urbana en el que la demanda de agua supera a la diezmada oferta. Hoy vemos casos de resistencia de pobladores cuando una cuenca hidrológica se altera para desviar agua a las metrópolis. Por eso se frenó en 1995 el proyecto de Temascaltepec o también conocido como la cuarta ampliación del Sistema Cutzamala para traer más agua a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
La sobreexplotación del acuífero, es un signo de la crisis de gobernabilidad hídrica, se le ha dejado crecer y el impacto que tenemos con el abatimiento acelerado del nivel freático no sólo es la escasez del agua, sino también el deterioro en su calidad, hay mayor contaminación.