En los últimos años, el crecimiento poblacional y económico de Mérida ha sido notorio, dando paso a un fenómeno que está transformando su paisaje urbano tradicional por décadas: el crecimiento vertical. Este cambio, impulsado por una demanda creciente de vivienda, ha generado tanto oportunidades como desafíos para la “Ciudad Blanca”.
Según datos del investigador Emmanuel Heredia González del CIR-UADY, la ciudad ha aumentado su tamaño casi 100 veces desde principios del siglo XIX, extendiéndose desde los siete kilómetros cuadrados originales hasta los actuales 800 kilómetros cuadrados.
Este crecimiento acelerado ha impactado tanto en el aspecto físico como en el social de Mérida.
En términos físicos, la expansión urbana ha devorado tierras agrícolas y naturales, alterando el paisaje y creando una mancha urbana cada vez más amplia.
Por otro lado, en el ámbito social, este crecimiento ha generado nuevos desafíos, como la desigualdad, la gentrificación y la expansión descontrolada de la periferia.
El investigador Jorge Pacheco Castro del CIR-UADY destaca algunas de las causas de este crecimiento, incluyendo el auge económico de Yucatán, el desarrollo de nuevas zonas residenciales y la expansión de las vías de comunicación.
Sin embargo, este crecimiento también trae consigo impactos negativos, como la saturación de servicios, problemas de movilidad y la exclusión social.
La construcción de nuevos edificios de departamentos y torres de oficinas ha modificado el tradicional paisaje urbano de Mérida.
Aunque ofrece soluciones a problemas de expansión urbana, como la preservación de áreas verdes y la optimización del uso del suelo, también genera preocupaciones sobre la estética de la ciudad y la presión sobre los servicios públicos.
En el norte de Mérida, el año pasado estalló la polémica con la propuesta de construcción del proyecto Infinity, generando una fuerte oposición por parte de los vecinos de la zona.
La iniciativa, que busca erigir una torre de gran altura en esa zona de la ciudad provocando protestas y debates acalorados entre residentes y autoridades locales.
Los vecinos argumentan que la construcción de Infinity traerá consigo una serie de problemas, incluyendo el aumento del tráfico, la saturación de servicios públicos y la alteración del paisaje urbano. Además, expresan preocupaciones sobre el impacto ambiental y la pérdida de calidad de vida en la zona.
Las autoridades locales han prometido tomar en cuenta las preocupaciones de los residentes y llevar a cabo un proceso de consulta pública antes de tomar una decisión final.
La protesta de los vecinos refleja la creciente preocupación de la comunidad por el desarrollo urbano y la preservación del entorno.
En tanto, las autoridades locales, los desarrolladores inmobiliarios, los ciudadanos y los expertos en urbanismo deben colaborar para garantizar un desarrollo urbano sostenible y equitativo, dicen vecinos.
La planificación inteligente, la inversión en infraestructura y la formulación de políticas públicas adecuadas son clave para lograr este objetivo.