El sábado pasado, mientras en Mérida lo despedía a una temperatura de 32 grados de temperatura, Carlos Franco González abordaba su traslado a una hazaña a dos grados bajo cero.
Un yucateco que deja su patria en temperatura invernal, viaja a la Antártida a lograr una proeza en pleno clima veraniego a una gélida razón, marcar para Yucatán nadar en el mar de la Antártida una milla (1.60934 km) un logro deportivo que difícilmente será igualado y que seguramente quedará plasmado en los anales de la historia de los grandes deportistas yucatecos.
Su nombre sin duda será recordado sin que este avezado yucateco esté buscando la gloria, pero sí sólo ser un hijo glorioso de esta “patria” que ha producido grandes deportistas en la historia, pero principalmente en la actualidad, junto a personajes como Henry Martin, en el fútbol, o Rodrigo Pacheco, en el tenis. Como en su momento lo hicieron Carlos “Sansón” Novelo o “Chanito” Ponce en el deporte blanco de Yucatán.
Franco lo hace por convicción personal primero, por su familia en segundo y por Yucatán, sin esa afrenta de medallas, diplomas, reconocimientos, galardones o su nombre en calles o avenidas. Pero vaya que, tan sólo en los entrenamientos merece el esfuerzo, pues a pesar del invierno yucateco, se ha metido en tinas instaladas en congeladores o en una piscina improvisada en una fábrica de hielo para aparear su mentalidad, lo más posible a las condiciones del Continente Blanco.
“Vamos a nadar una milla en el estrecho de Beagle a temperaturas como de 5°, para posteriormente embarcarnos en Ushuaia a la travesía de la Antártica y se pretende que el nado de la Antártica sea entre el 23 y 25 de febrero, dependerá las condiciones del clima, la y la determinación del capitán del barco para poder hacer ese nado de un kilómetro en aguas, en lo más frío del planeta, es es un gran reto.
INMERSIONES EXTREMAS
Cabe destacar que el estrecho de Beagle es un canal, estrecho o paso marítimo localizado en el extremo austral de América del Sur, que conecta al océano Atlántico con el océano Pacífico.
Para tales proezas, Franco González define que ha entrenado durante cinco meses, desde septiembre en tiempos en que el verano yucateco marcaba temperaturas de 40 grados.
“Estoy muy satisfecho con lo realizado, pues el reto es hacer toda esta preparación de la Antártica aquí en Yucatán, y hacer muy evidente que la pretensión es lograr que un yucateco que vive parte a más de 30 grados casi todos los días del año, se sumerja en aguas antárticas a dos grados.
“O sea, nosotros de clima cálido ingeniamos cómo vamos a entrenar para ir a lugares tan fríos como es el Continente blanco”.
El tritón yucateco ve hacia los últimos cinco meses de su vida en los que se metió a tinas de hielo.
“Estuve en congeladores de empresas de abarrotes me metí a nadar contracorriente en una alberca, le bajamos las temperaturas con hielos y estuve nadando un sinfín de días de esa manera en la Escuela Antares -de la que es director- y por último hoy cerré con broche de oro entrenando en el congelador de hielos Motul, metimos una tina en el congelador a menos 5° y estuve ahí con 2 Inmersiones menos 5° de temperatura, el cual me da mucha confianza, adicional la prueba que me hicieron de calificación en Washington, donde el 14 de enero, nadé un km a temperaturas de 3.7° en 20 minutos.
DIEZ DÍAS DE VIAJE
“Me da la certeza y la confianza de que todo lo que hicimos aquí en Yucatán lo hicimos bien, ahora solo falta que llegara el día del evento y demostrarlo. Yo me siento fuerte, me siento con energía, me siento motivado, me siento muy contento y agradecido con todas las personas que me están apoyando y que están a mi lado, desde las empresas que me patrocinan, mi familia, mis amigos, las autoridades del deporte del Estado y en general toda la que me ha llenado de buena vibra en mis redes sociales, pues estoy muy contento y motivado para ir a sortear este mar y primero Dios traer buenos resultados a Yucatán y a México”.
Explicó que hay una junta previa 14 de febrero en Buenos Aires con todos los nadadores, después ahí se dirigen a Ushuaia, que es una ciudad turística de Argentina en el archipiélago de Tierra del Fuego, el extremo austral de Sudamérica, apodado el “Fin del Mundo”. Es una vía de acceso a los cruceros hacia la Antártida.
Son 10 días de viaje en barco, los cuales son 7 de navegación hasta llegar al punto que se desea y esperar allá un día o dos, nadar y regresar.