En 2022, Anhelé Sánchez publicó en redes sociales una serie de fragmentos de conciertos de Edgar Oceransky, donde el cantante afirmaba su atracción sexoafectiva por niñas de 13 años de edad.
Anhelé señaló también haber sido víctima de violencia de género y de grooming por parte del cantante.
Edgar Oceransky está demandando a Anhelé por daño moral, pues presuntamente habría afectado “sus sentimientos” y su reputación al haber publicado estos videos. El cantante busca que Anhelé le pague 4 millones de pesos, según denunciaron organizaciones civiles en un comunicado.
En 2022, en el marco de las protestas digitales por la conmemoración del 8 de marzo, Anhelé Sánchez Delgado escribió un blog titulado “Lo que no fue para mí, sí será para las demás”, donde expuso que había sido víctima de agresiones sexuales, grooming, así como de otros tipos de violencia por razones de género, por parte del cantante de trova Edgar Oceransky.
Este señalamiento público incluyó un tweet donde recopilaba fragmentos de conciertos del cantante (obtenidos de YouTube) donde éste afirmaba tener un gusto sexoafectivo por niñas de 13 años de edad, así como diversas anécdotas sobre encuentros con niñas de estas edades.
En estos fragmentos, Edgar Oceransky exclama:
“No tengo miedo, me gusta la diversidad, pero mi preferencia más profunda son las adolescentes, ¿no? Que tengan todavía cara de ministerio público.”
“Sí, miren es mejor ir al bote por una chavita que por el alcoholímetro, sé lo que les digo.”
“Frente a mí había una muchacha, la línea que yo manejo, 17, 18, 16… pero que parezca de 13.”
“Mi relación con esta muchacha fue muy linda […] yo le decía ‘a tiendita de pueblo’, porque era chiquita pero tenía de todo.”
“Una vez mi madre me dijo […] ‘Edgar, ¿tú te estás dando cuenta lo que estás haciendo? Eso es perversión y delito’ […] le dije ‘delito sí, pero esto no es perversión, es estimulación temprana.'”
Tras la publicación, el artista negó los señalamientos y declaró que, como Anhelé nunca lo denunció penalmente, sus acusaciones eran falsas. Además, lo culpó de dañar su reputación y sentimientos al haber recopilado y publicado estos videos, los cuales considera son un “sketch”.
Así, el cantante inició en 2022 un proceso legal por daño moral en contra de Anhelé en el que pide que le pague 4 millones de pesos por la “falsa campaña de desprestigio”, se “retracte” de las acusaciones y ofrezca una disculpa pública, se le condene a pagar los gastos generados por este proceso legal, entre otras cuestiones.
Las agrupaciones señalan su documento lo siguiente:
Durante este proceso legal, Edgar Oceransky se ha asumido como “defensor de los derechos de las mujeres”, pues asegura que las letras de sus canciones así lo demuestran. Estos elementos han sido presentados como pruebas pero no serán considerados en la resolución debido a que sus canciones no pudieron ser reproducidas en audiencia por errores en los archivos. De la misma manera, ha señalado a Anhelé como agresora, enunciándose a sí mismo como víctima de violencia de género.
Por su parte, Anhelé ha tenido que enfrentar un proceso judicial desgastante, revictimizante y sin recursos suficientes, donde constantemente ha tenido que defender su derecho a una vida libre de violencia y su derecho a la protesta digital.
En los próximos días, el Juzgado Quincuagésimo Tercero de Proceso Escrito del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México deberá resolver si Anhelé es culpable por haber roto el silencio sobre las violencias que vivió junto a Edgar Oceransky y pagar los 4 millones de pesos.
Por lo anterior, el colectivo Acciones por la Dignidad, junto con el Centro por la Justicia, Democracia e Igualdad-CEJUDI, el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD) y el Círculo Feminista de Análisis Jurídico, hacen un enérgico llamado al Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, en particular al Juzgado Quincuagésimo Tercero de Proceso Escrito, a que garantice los derechos a la libertad de expresión, a la protesta digital y al acceso a una vida libre de violencia para Anhelé Sánchez Delgado, y la absuelva de todo lo reclamado por Edgar Oceransky.
Condenar a una persona a retractarse por manifestaciones en un contexto de protesta podría significar retrocesos para el goce efectivo de los derechos humanos e implicaría sentar precedentes graves que legitimen posibles agresiones en contra de víctimas de violencia por razones de género. Ello también puede convertir al Estado en el otro agresor de las mujeres por medio de la violencia institucional, lo que va en contra de los estándares nacionales e internacionales a una vida libre de violencia para las mujeres.
Una sentencia que asegure una real y efectiva perspectiva de género, capaz de visibilizar las asimetrías de poder entre un presunto agresor y su víctima, será el camino por el cual se garantice que el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México se constituya como un efectivo protector de los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas que son víctimas de violencia, y que, como Anhelé, decidan alzar la voz.