Juan Manuel Contreras
Con su proyecto “Cartas a mi futurx maestrx” la maestra yucateca Marimar Méndez Pérez se hizo acreedora al Premio ABC 2023 en la categoría “Ser Maestro(a)” que otorga la asociación civil Mexicanos Primero.
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La profesora ejerce en la escuela primaria “Augusto Molina Ramos” en el municipio de Acanceh; y comentó que lleva cuatro años trabajando el proyecto que la hizo ganadora, el cual consiste básicamente en escuchar lo que los niños y las niñas tienen que decir.
Para ello, explicó, combina diversas técnicas narrativas con el quehacer educativa: “Mi supervisora me enseñó mucho del tema, del enfoque constructivista que muy pocos maestros manejan y debería ser el eje rector de nuestra práctica”.
En ese sentido, la maestra Marimar condenó que en muchas ocasiones y a causa del adultocentrismo, se piensa que las infancias no deben hablar o emitir opiniones sobre ciertas situaciones.
“De ahí nace este proyecto, porque después de cada ciclo escolar se nos pide a los maestros hacer una ficha descriptiva de cada alumno diciendo si es inteligente o participativo; si sabe matemáticas o en qué es bueno”.
Yucateca galardonada con el Premio ABC 2023 por proyecto epistolar
Entonces, prosiguió, las personas nunca se ponen a pensar qué es lo que ellos o ellas piensan de si mismas, lo que necesitan realmente y lo que les gustaría aprender.
“Al término del segundo grado entonces cambian de maestro y les pido que le escriban una carta a su siguiente maestro, que sean ellos quienes se describan a sí mismos y que le cuenten lo que quieren que sepan y cómo les podrían ayudar”.
Las cartas, detalló la docente Méndez, son entregadas al próximo maestro; y desde su experiencia, comentó, han sido de mucha utilidad, pues de entrada ya saben cómo nombrarlos, lo que saben y su manera de aprender.
“Es un proceso de alfabetización, pero también de voltear la mirada hacia los niños; hacia cómo ven las cosas que los involucran y muchas veces como adultos no los escuchamos o no abrimos los espacios necesarios para que se expresen”, sentenció.
Este tipo de procesos, lamentó, se viven diferente cuando se les pone planas o sílabas para fragmentar el lenguaje, que es lo que usualmente hacen la mayoría de las escuelas: “Eso genera falta de comprensión lectora”.
“Me encanta mi trabajo y lo hago pensando en los niños y las niñas. Me siento feliz haciéndolo; y nunca pensé que podría llegar a ser reconocido. Lo hago porque es mi pasión, a veces como profesionistas no valoramos el impacto de los niños en la comunidad”.