Eclipse anular despierta interés de los meridanos
En Mérida, el eclipse solar anular causó revuelo entre la ciudadanía que se volcó a las calles, lentes en mano, para apreciarlo.

Juan Manuel Contreras

En Mérida, el eclipse solar anular causó revuelo entre la ciudadanía que se volcó a las calles, lentes en mano, para apreciarlo.

Eclipse anular despierta interés de los meridanos

Los observadores se congregaron en diversos puntos de la ciudad para ser partícipes de este fenómeno que ensombreció parcialmente el mediodía sabatino en la capital yucateca.

Pasadas las 9 horas se pudo constatar que, a las afueras del Museo de Historia Natural, se formó una larga hilera de personas a la espera de su turno en uno de los seis telescopios que se dispusieron en el patio del recinto.

Durante un lapso de 30 segundos los afortunados que “agarraron” lugar pudieron tener una vista privilegiada del astro rey “siendo devorado” por la luna.

Algunos querían más, pero los expertos del planetario los persuadieron en aras de preservar su salud visual.

Simultáneamente, en las salas del Museo la Asociación Estudiantil de Ingeniería Física (AIEF) impartió charlas y talleres relativas a este tipo de acontecimientos, las cuales tuvieron gran concurrencia, especialmente de niños y niñas.

Y es que las infancias fueron notablemente las más entusiasmadas con el fenómeno anular, pues en cada rincón del Museo se plantaban curiosos haciendo preguntas a quienes guiaron el recorrido. “¿Se va a hacer de noche?” fue la más recurrente.

A cada uno de ellos se les explicó que un eclipse anular implica la cobertura parcial de la luna sobre el sol.

Cuando “se hace de noche”, detallaron, es cuando ocurre un eclipse total. En el caso del día de hoy, se podrá observar un “anillo” solar.

Contiguo al Museo de Historia Natural está el parque zoológico del “Centenario”, en donde decenas de personas también se reunieron para apreciar el fenómeno y su impacto en el comportamiento de las especies que lo habitan.

A simple vista, el cambio no fue mucho. No obstante, se pudo percibir algunos gorjeos inusuales y el andar de algunos felinos de hábitos nocturnos que suelen descansar bajo las miradas ociosas de quienes les visitan en el parque.

Llamó más la atención el reflejo del sol filtrado por los enormes árboles que pueblan el centenario, dibujando medias lunas sobre el concreto: “¡Mira mamá, son muchos eclipses!”, espetó un menor a su madre mientras recorrían el sitio.

Así transcurrió gran parte de la mañana en una Mérida sombreada por el esperado eclipse que visiblemente despertó el interés de sus habitantes, quienes modificaron su rutina para mirar al cielo, aunque sea por unos instantes.

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